Comida semanal y continuación del torneo de dominó

Hoy se efectuó la jornada 11 del torneo No. 19 de dominó, pero antes nos dimos a la tarea de disfrutar lo que nos ofreció La Rambla; en cuanto llegaron los que faltaban, Lobito y Rafa, en la foto, pedimos nos sirvieran la botana del día.

Primero, una sopa de fideo.

E inmediatamente después, 2 tacos dorados de pollo con lechuga, jitomate, crema, y queso.

Lo cual no fue del gusto de Felis, quien solicitó la clásica ensalada de atún.

Y como platillo principal, chuleta de cerdo en salsa salvaje con cebolla morada y arroz blanco; esta salsa es una de las especialidades de la casa e ignoramos como la preparan, pero parece ser una combinación de varios chiles, entre ellos guajillo y morita.

Lo bueno de este tipo de platillos es que se pueden saborear haciendo un taco, como aquí vemos a Felipe.

Terminada la comida llegó Juan Manuel Lucia; se le hizo tarde porque tuvo consulta médica y creemos que el diagnóstico fue positivo dado su semblante y actitud.

Durante la sobremesa, que no dura más que unos cuantos minutos, comentamos sobre los acontecimientos políticos de actualidad.

Tarde se nos hacía para formar las mesas de dominó, que solo fueron 2, ya que la tercera no se completó.

Mientras 8 nos enfrascábamos en el torneo, Zoilo, Giffard y Felis, se dedicaron a entonar unas canciones al puro estilo mexicano, aprovechando que es el mes patrio; sus voces, que casi alcanzan el grado de tenor y la agradable entonación, llamaron la atención de los parroquianos.

Terminó la ronda un poco más temprano que lo normal, pues a esta edad la mayoría se cansa (yo no); los asistentes: de pie, Juan Manuel Giffard, Zoilo Mendoza, Felipe Varea, Juan Manuel Lucia y Felícitos Hernández; sentados, Rafa Paredes, Bruno Pecero, Joel Narváez, Luis Rolando Figueroa, Armando López M. y Gonzalo Luna; 6 Electricistas, 4 Mecánicos y un Electrónico.

Durante la despedida, Giffard hizo un comentario de tipo político, que mereció una respuesta de Zoilo.

Giffard insistía y Zoilo afirmaba sus argumentos.

Hasta que una voz sensata, en este caso la de Lobito, lo convenció para que emprendiéramos la retirada.