29 junio 2020

Recuerdos: Cena de fin de año en 1996.

En diciembre de 1996, un grupo de 12 compañeros decidimos reunirnos a cenar para festejar el fin de año en el restaurante del Campo Marte; el decano de nuestra Generación, Florentino Ortega. impuso la costumbre de lucir la chamarra de la Escuela en cuantas reuniones tuviéramos en lo sucesivo; aquí lo vemos en el momento en que se la ponía.
La Gerencia del Campo Marte se esmeró en servirnos una cena con vinos blanco y tinto a manera de maridaje y montó una mesa en escuadra para 24 comensales; en la foto podemos ver una parte de la misma, encabezada precisamente por Florentino.
En uno de los lados de la mesa estaban Vicente Rocha con Guile, Juan Manuel Lucia con Tere y Luis Rolando con Cristi.
Captamos a Fidel Rebolloso con Amalia, Felipe Varea con Tere y Jacobo Chiprut con Susana; lamentablemente Fidel y Jacobo ya se nos adelantaron en el 2012 y 2020 respectivamente.
Cuca, Amalia, Cristi y Tere.
En su calidad de decano, Florentino tomó la palabra para invitarnos a no dejar caer nuestro grupo, insistiendo en que la Generación tiene que seguir viva; a su derecha vemos a Álvaro González con Esthelita; Álvaro también se nos adelantaría en el 2019.
Captamos a Florentino durante su alocución.
Virgilio, como de costumbre, hizo gala de su buen humor para hacernos reír, como pueden comprobar por las expresiones de Irma, Rafael Paredes y Angélica.
Luis Rolando también pronunció unas palabras, más que nada para agradecer la respuesta positiva a esta convocatoria; vemos a Gonzalo Luna con Cuca.
Otro aspecto del discurso.
Conservamos esta foto de Fidel con Amalia.
De Juan Manuel y Tere.
Y de Vicente con Guille.
Virgilio, Lalo Fernández y Luis Rolando.
Vicente, Florentino y Juan Manuel.
Al terminar la cena nos tomaron esta foto.
Y esta otra.
Aquí estamos 11 de los 12 (faltó Rafa Paredes): Felipe Varea Gilabert, Vicente Rocha Serrano, Juan Manuel Lucia Ibarra, Fidel Rebolloso Ramírez, Luis Rolando Figueroa Noriega, Álvaro González Macías, Florentino Ortega Ruíz, Virgilio Arlanzón Rivero, Jacobo Chiprut Godina, Lalo Fernández Parriego y Gonzalo Luna Abascal.
Y aquí están las señoras: Cuca, Amalia, Tere, Susana, Judy, Esthelita, Angélica, Cristi, Margarita de Ortega (q.e.p.d.), Irma, Tere y Guille.
Los 12 con sus respectivas parejas; con esta foto concluimos esta pequeña reseña, esperando nos levante el ánimo, dada la situación que estamos viviendo con la pandemia y cuyo encierro seguramente a muchos ha afectado, tanto que ya hay rumores de que varios de nuestros compañeros se están enamorando de su mujer.
MUY BUENO EL RECUERDO DESPUÉS DE 24 AÑOS.

22 junio 2020

Recuerdos: Visita a Malinalco en 2005.

Creo que ya resulta ocioso estar repitiendo el porqué suspendimos nuestras reuniones de los lunes y que aprovechamos este espacio para hacer remembranzas de nuestros eventos anteriores; en esta ocasión, reseñaremos lo que fue una visita que hicimos a Malinalco; vean nada más que contentos íbamos.
Fue el 14 de mayo del 2005, muy temprano abordamos un autobús rentado para dar cabida a 12 compañeros, de los cuales solo uno llegó sin pareja, más 3 invitados y 7 familiares, haciendo un total de 33 pasajeros; según nuestro plan, allá nos alcanzarían Julio Guillermo Hernández y su esposa Mary Carmen, con los cuales completaríamos la mesa que para 35 comensales habíamos contratado previamente con uno de los mejores restaurantes de Malinalco.
Los pasajeros fuimos, con nuestras respectivas parejas: Zoilo Mendoza, Orlando Camacho, Caco Rivera, Octavio De La Torre, Rafa Paredes, Felipe Varea, Lalo Fernández, Beto Algranti, Roberto Santana, Sergio Quezada y Luis Rolando Figueroa, más "El Gato", un matrimonio invitado de Felipe que provenientes de Sudamérica andaban turisteando, un invitado de Zoilo, el hijo, nuera y 2 nietos de Roberto, así como como mi hija Tita, mi yerno Arturo y mi nieto Arturito.
El invitado de Zoilo fue nada menos que nuestro Profesor de Matemáticas Superiores, Carlos Betancourt, en aquel entonces teniente del ejército y sobrino del legendario Maestro Guillermo Terrazas.
Rumbo a Toluca, hicimos una parada para desayunar en La Marquesa.
Nos acomodamos en 4 mesas largas; mientras ordenábamos el desayuno, se nos adelantaron con un calientito café de olla.
Aquí captamos a 4 felices parejas.
Estos paseos nos sirven para convivir, conocer lugares, pero también probar los platillos típicos regionales, por lo que en esta ocasión tuvimos el gusto de saborear un plato de pancita (libro, cuajar, bonete y hasta una buena porción de pata).
Al fondo vemos a Octavio y a Tina con Pily y Rosy.
Roberto y su familia con mi hija y yerno.
El "Gato" muy contento saluda; al fondo Zoilo con el Maestro Beta y en medio Rafa con Silvia.
Un acercamiento al Profesor Beta; cuando entramos al restaurante le digo a Roberto "mira, te presento a nuestro Maestro de Matemáticas Superiores" y me contesta "él no es, pues a mi me dio clases Carlos Betancourt", por lo que los presentes soltamos la carcajada; esto dio lugar a que les contara una anécdota que se las he repetido a mis hijos y nietos: estábamos en Allende 38; terminó una clase y yo de pie a la entrada del salón dando la espalda a la puerta, cuando un compañero algo me dijo, que yo le contesté gritando, con una majadería; sentí una mano en mi hombro y cuando volteé me di cuenta que era el Profesor Betancourt que nos daría la siguiente clase; me dijo "jovencito: si usted no respeta su Escuela, no respeta su casa y si no respeta su casa, ya no respetó nada, así que cuide su vocabulario";
Abordamos nuevamente el autobús para continuar con nuestro recorrido, pero el tema de las anécdotas también continuó; dice Lalo que cuando estábamos en cuarto año un Profesor advirtió que deberíamos acostumbrarnos a usar corbata y el que no la trajera puesta no entraría a su clase; como a Cuitláhuac Medina (q.e.p.d.) siempre se le olvidaba, optó por guardarla en el plafón; otro dijo que el primer día de clases el Profesor le dijo al que sentaba hasta adelante que cerrara la ventana; como no alcanzaba se paró sobre una silla; el Profesor le dijo "muy bien, ahora salga y no vuelva más a mi clase" ¿porqué? preguntó el alumno y le contestó "por chaparro".
Poco antes de llegar a Malinalco, Ivonne pidió al conductor hiciera una parada para bajarnos y y darnos algunas explicaciones; descendimos en un sembradío.
Este era el paisaje que contemplábamos.
Entonces Ivonne empezó diciendo  que el nombre de Malinalco se compone de malinalli, planta gramínea llamada "zacate del carbonero", con lo que se elaboran cuerdas o mecates; de xóchitl: "flor" y de co: "en". Por lo tanto, significa "Donde se adora a Malinalxóchitl, la flor del malinalli"
Continuó diciendo que en 1476 el tlatoani azteca Axayácatl conquistó el territorio de Malinalco y que este lugar ha sido sede de importantes hechos históricos: aquí se firmaron documentos valiosos para los independistas encabezados por Don José María Morelos y Pavón y en la época de la Revolución Mexicana destacó por su lucha del brazo de Emiliano Zapata.
Agregó que el cronista Chimalpain relata que en el siglo VII, Año 10 tochtli, Malinalco estaba sujeta a la alianza establecida entre los reinos de Culhuacán, Otumba y Tula. Los de Culhuacán se habían asentado en el Valle de México y derrotado a Xochimilco, Cuitláhuac, Mizquic y Coyoacán.
Malinalco fue conquistado en el siglo X por toltecas procedentes de Jalisco y Zacatecas que usaban el arco y la flecha, lo que les daba una superioridad militar sobre sus enemigos por ser armas desconocidas en esa época.
Malinalco participó en el siglo XIII junto con Texcaltépetl y Toluca, en la guerra contra los aztecas, quienes habían derrotado a los tepanecas. Del corazón enterrado de Copil, tlaciuhqui de Texcaltépetl y muerto en ese combate, brotó el nopal donde se posó el águila que devora a las tunas, símbolo de México-Tenochtitlán. Este es el símbolo solar que aparece en una bóveda del convento de Malinalco y en el que se inspira la figura de águila en el observatorio solar de Malinalco.
Durante la conquista, Malinalco resistió el ataque de Andrés de Tapia al mando de 80 peones y 10 de a caballo, reforzado por indios de Cuernavaca. Refugiados los malinalcas en las alturas de Malinalco, donde no podían llegar los caballos y disfrutaban de abundantes manatiales de agua, los españoles destruyeron lo que estaba en el llano y regresaron a Cuernavaca. Días después los malinalcas dieron la obediencia a Cortés, sirviéndole en lo sucesivo. En el período de 1545 a 1555 Malinalco se sumó al auge de la sericultura en la Nueva España al plantarse moreras en su territorio y en la región de tierra caliente. Esta actividad que fue inicialmente promovida por los frailes y los encomenderos, fue impulsada por Cortés en sus dominios. Así lo hizo en Coyoacán y Cuernavaca, aunque a su muerte las tierras expropiadas a los indios para el cultivo de las moreras fueron regresadas a sus antiguos dueños y la sericultura fue abandonada.
En el primer tercio del siglo XVII Malinalco albergaba a uno de los tres ingenios más importantes de la Nueva España, que eran por entonces propiedad del Colegio Máximo perteneciente a la orden de los jesuitas; Esta orden había seguido los consejos del famoso comerciante Alonso de Villaseca y habían comprado lotes semidesarrollados que les permitieron extender su hacienda ganadera de Santa Lucía a 150,000 hectáreas, hasta hacerla colindar con Guadalajara, Ixmiquilpan y Chilapa, a finales del siglo XVII.
Hubo una interrupción que originó se tocara el tema de los barcos Sinaí e Ipanema, en relación con una leyenda que involucra al Nevado de Toluca, por lo cual Felipe tuvo que aclarar algunas dudas que se tenían, ya que él conoce ampliamente este hecho histórico.
Serían como las 11 a.m. cuando ya estábamos en Malinalco descendiendo del autobús.
Veíamos hacía donde nos dirigiríamos.
Y empezamos a caminar.
Por las calles típicas de este lugar.
Hacia nuestro destino.
La iglesia.
Ya casi llegábamos.
Pero antes teníamos que visitar el museo, en donde no se permite obtener fotos.
Una vista.
Imponente el cerro.
Esta foto yo no la tomé por la sencilla razón de que no subí a la cima; es que ya empezábamos a escalar por un camino empedrado, cuando me encuentro a Octavio sentado en una especie de piedra; me dijo "creo que no voy a poder porque mi pierna me está doliendo"; entonces le contesté "un verdadero amigo no te abandona y menos cuando estás lisiado, así que yo aquí te acompaño"; así nos quedamos un buen rato Tina, Cristi, Octavio y este servidor, hasta que aburridos decidimos entrar al restaurante en donde comeríamos, pero nos dijeron que era muy temprano y que no había servicio; Octavio preguntó que si tampoco nos podrían servir unos refrescos, a lo que sí accedieron; gran sorpresa me llevé cuando vació su refresco en un vaso y acto seguido sacó de la bolsa de su pantalón una anforita conteniendo el mejor ron nacional, por lo que nos pasamos más de 2 horas platicando.
Platicábamos, bebíamos y contemplábamos este paisaje.
Y el jardín del restaurante.
Hasta que todos llegaron.
Y se fueron acomodando.
Ya para entonces habían llegado Julio Guillermo y Mary Carmen a quienes vemos de frente.
Una vista panorámica de la mesa en donde nos acomodamos los 33 comensales.
Orlando, Pily, Octavio, Tina y Cristi.
Sergio, Beto, Yvonne, Orlando y Pily.
El Gato, Caco y Rosy.
Rosy, Ivonne, Sergio, Beto e Yvonne.
Zoilo y Valentina.
Los amigos de Felipe, Tere, Felipe y el Profesor Beta.
Vista de ese lado de la mesa.
Al fondo Cristi brindando y al frente Orlando tomando.
Como siempre, el más contento era Rafa.
Y es que estaba muy bien acompañado; nótese que seguíamos brindando pues la comida no llegaba.
Hasta que por fin sirvieron la entrada; una rica sopa de hongos con flor de calabaza.
Un acercamiento a los amigos de Felipe.
Ahora sí en plena comida; como segundo tiempo nos sirvieron lo que cada quien pidió, entre pescado, cerdo y res.
Aquí podemos apreciar lo que Rafa estaba comiendo, lo que estaba bebiendo y con quien estaba bebiendo.
Lalo, Judy y Zoilo compartiendo con Vale.
La comida había terminado y empezaba la sobremesa; aquí vemos a Arturo y a Tita.
Me sacaron esta foto con Cristi; el bebé es mi nieto.
Todavía con luz solar, decidimos emprender el viaje de regreso, por lo que nos despedimos de Julio Guillermo y Mary Carmen; aquí los vemos con Felipe, Celia y Roberto.
La nieta de Roberto y Celia, Raquel, con su hermanito y mi nieto.
Yvonne, Pily, Cristi y Tita.
Cuando llegamos a México ya era de noche y algunos dormitaban.
Con esta foto terminamos la reseña de uno más de nuestros convivios, que nos han permitido estrechar aún más nuestros lazos de hermandad ¡y eso que fue hace 15 años!
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Cumpleaños de Luis Rolando

Hoy, lunes 1° de abril, nos sorprendió Zoilo no solo porque llegó más temprano que lo habitual, sino por su elegante traje que para estas al...