25 mayo 2020

Recuerdos: Comida en Cuemanco hace 20 años


Hoy 25 de mayo del 2020, se cumplen 10 semanas de haber tomado la decisión de suspender nuestras comidas y jugadas de dominó que para nosotros, ochentones la mayoría, representaban una terapia muy interesante; nos gustaría decir que ya solamente faltan pocas semanas para terminar con este encierro forzoso, pero dada la nueva normalidad, parece que el pronóstico es incierto; volvamos pues a nuestros recuerdos. En mayo del 2011 dimos cuenta en este blog, aunque no fue precisamente una reseña, de un paseo que 10 años antes habíamos hecho a Cuemanco; pues bien, encontré que en el año 2000, precisamente en el mes de mayo, Octavio organizó el primer paseo a ese lugar, el cual con mucho gusto reseñamos para recuerdo de los que ahí estuvimos y envidia de los que no quisieron o no pudieron asistir.

Poco antes de que el reloj marcara el mediodía del sábado 13 de mayo del año 2000, 18 compañeros, algunos acompañados de sus hijos y nietos, arribamos a un lugar exclusivo a orillas de canal de Cuemanco, en donde amablemente nos había citado Octavio De La Torre; es un terreno bastante amplio, como a 200 metros del embarcadero de Cuemanco, que hubo de acondicionar para una comida, como mesas, sillas y mantelería, así como la instalación de una carpa que pudiera protegernos del intenso sol propio de esta temporada; Octavio cuidó hasta el más mínimo detalle, como el lugar en donde pudiéramos estacionar nuestro autos; antes de iniciar el recorrido por este grandioso canal, tomamos un poco de respiro y, por supuesto, una refrescante bebida; al fondo puede apreciarse parte del canal y al frente Rosalba, Celia, Isabel, Esthelita y Mayra.

Como de costumbre, las señoras hicieron su grupo aparte; alcanzamos a distinguir a Mayra, la hija de Álvaro, Amalia, la mamá de Judy, la mamá de Lalo, Irma, Armida y Lulú; al frente, Esthelita, Isabel, Martita y María Elena; al fondo, Astrid, la hija de Sergio, con las hijas de Juan Manuel.

Las mismas, vistas desde otro punto.


Mientras tanto los caballeros permanecíamos de pie con nuestro refresco; en la foto Sergio, Juan Manuel, Lalo y Nacho.

Y aquí tenemos a los 3 hijos de Roberto con Celia.

Muy poco tiempo estuvimos en esas condiciones, pues ya se tenía previsto que a las 12:00 abordaríamos 2 lanchas motorizadas para efectuar el paseo; esta fue la primera que partió con las familias Lucia, Santana, Fernández, Vázquez, Arlanzón y Galván, entre otras.



La vimos alejarse rápidamente ante el asombro de los pocos paseantes, ya que por esas aguas solo transitan trajineras para evitar la contaminación.
Así nos acomodamos en la otra lancha; Álvaro no soltaba su plato de botanas.
A bordo todo era felicidad.
Y si no lo creen vean nada más a Los Chávez y a Cristi.
Fidel y Amalia con las 2 peques.
y Álvaro en la punta con otro peque.
A lo lejos vislumbramos una pequeña embarcación que se nos acercaba en sentido contrario.
Pudimos identificar a Octavio quien tomaba un video con una cámara que en aquélla época era de lo más moderna.
Muy sonriente se acercó para identificarse y presumir que él viajaba en su uber personal.
Lo que arrancó las carcajadas de los pasajeros ( no por lo de uber puesto que hace 20 años, cuando mucho había taxis de sitio)
Disfrutamos del paisaje y de un ambiente tranquilo, ya que los paseantes salen normalmente del embarcadero de Xochimilco.
Dentro del itinerario, estaba previsto visitar la Isla de las Muñecas que divisamos a lo lejos.
Desembarcamos en la pequeña isla para deleitarnos con un espectáculo muy singular; una manta de bienvenida, recepción a cargo de Don Julián y canastas con flores.
Pero, sin duda alguna, el atractivo era contemplar las muñecas que a lo largo de los años Don Julián ha rescatado de los basureros colindantes a Xochimilco y del propio lago.
Un detalle por demás inusitado, es que el propietario de este pequeño espacio, no vende sus flores, sino que las ofrece gratuitamente a cambio de lo que el turista quiera aportar; aquí lo vemos sentado junto a Tina y Virgilio; al fondo podemos ver a Crsti y a Magy.
Es un lugar agradable que se ha convertido en visita obligada para los turistas.
Después de un buen rato el cansancio hacía presa de los viejitos (y eso que fue hace 20 años), por lo que un descanso era obligado, como aquí lo hacen Álvaro y Esthelita, quien lucía su ramo de flores.
Teniendo como fondo las muñecas colgadas en el tronco de un árbol, captamos a Armida, Juan, Javier, Octavio (ya nos había alcanzado en su uber personal), Efraín y Roberto.
Antes de abandonar este singular sitio, tomamos la foto del recuerdo.
Para proseguir con nuestro paseo.
Y admirar las diversas chinampas, invento de nuestros ancestros.
Cerca de las 3:00 p.m. llegamos a nuestro punto de partida, en donde Octavio había dispuesto una mesa larga en forma de "L" para servir un banquete a 60 comensales; Sergio Galván, el caballero del buen decir, fue el encargado de pronunciar unas palabras de agradecimiento y más que nada de significar este tipo de eventos que unen más a los miembros de nuestra Generación, como una verdadera familia
Sergio en plena acción.
Su facilidad de palabra y elocuencia nos pusieron pensativos, pero al mismo tiempo hizo que nos sintiéramos orgullosos de pertenecer a este grupo, cuyos integrantes conservamos ese espíritu de lucha y superación. 
Finalizó haciendo hincapié en la fortuna de continuar frecuentándonos a largo de 38 años.
Después de los nutridos aplausos que recibió Sergio, Amilcar se puso de pie, sacó una hoja de entre su ropa y declamó una poesía que la verdad no recuerdo cual fue, pero de lo que sí estoy seguro es que nos dejó pasmados por su timbre de voz y la cadencia que imprimió en su alocución.
Después pasamos a servirnos el banquete y digo banquete porque nunca habíamos probado unas carnitas como las que llevó Octavio; a pregunta expresa, nos comentó que las había encargado de ¡Michoacán!
Octavio dirigía la manera como deberían servirse: buche, nana, costillita, maciza, hígado, de manera que nos tocara parejo.
Al principio se juntó poca gente alrededor del perol de las carnitas.
Pero después la cola se hizo más larga; observen que ya llegaban con su plato listo, se servían y pasaban a otra mesa para recoger su dotación de tortillas y al mismo tiempo aderezar con dos tipos de salsa, la tradicional verde y una roja que al parecer contenía chile guajillo.
Por fin todos sentados disfrutando de las riquísimas carnitas del mero Michoacán; alcanzamos a distinguir a Ladislao, Lulú, Nacho, Sergio, Ma. Elena, Astrid, Lalo, Judy y las mamás de ambos.
Captamos a Juan Manuel Lucia con sus hijas.
Y aquí con Tere.
Por un lado vemos a Cristi, Tina y Octavio; por el otro a Magy, Rosalba, Sergio, Amilcar e Isabel.
Otra vez Isabel con Esthelita, Magy y Cristi.
Rosalba, Sergio, Lolita y Efraín.
Juan Manuel, Armida, Margarita, Delfina y Toño.
La hermana de Álvaro con su esposo.
Estos caballeros ya habían terminado de comer; se trata de Juan, Amilcar, Gonzalo, Sergio, Fidel, Virgilio y Javier.
Una foto para el recuerdo; teniendo como marco el bello canal de Cuemanco, captamos a la mamá de Lalo y a la mamá de Judy, ambas ya fallecidas.
La familia Santana con Amalia y la pequeña Marina.
Judy, Lalo, Fidel, Juan Manuel y Juan.
Luis Rolando con Magy y Cristi.
Este grupo no quería sentarse: Octavio, Juan Manuel, Nacho, Amilcar, Toño, Gonzalo, Virgilio, Sergio y Álvaro.
Y estos no querían pararse: Javier, Juan, Ladislao, Fidel y Sergio.
A quienes me acerqué para que me tomaran esta foto.
Sentadas la hermana, esposa e hija de Álvaro y de pie Álvaro con Juan, los 2 ya fallecidos.
Álvaro y Octavio.

Solamente pudimos juntar a 4 de los peques.
Debido a la falta de iluminación, debíamos retirarnos antes del oscurecer, por lo que, desde muy temprano, empezaron las despedidas; captamos a Armida, Tere y Esthelita despidiéndose con sus bebidas.

Buen ambiente el que se traían algunas rezagadas, pues cuando ya la mayoría se había retirado y con el pretexto de la despedida, seguían brindando; de pie, Magy Chávez (q.e.p.d.), Tina De La Torre, Tere Lucia, Martita Quiterio, Cristi Figueroa y Celia Santana; sentadas Armida Vázquez Lombera y Esthelita González.

En esta foto no se pueden ver Javier y Toño.
Y en esta Álvaro aparece mirando al firmamento y Nacho tapado por Octavio; así que escogimos ésta para cerrar la presente reseña, no sin antes reconocer a Tina y a Octavio su gentileza y esfuerzo para que esta fiesta fuera inolvidable, como lo comprueba el hecho de que 20 años después la estemos plasmando en este blog; un total de 18 compañeros asistentes: Juan Manuel Lucia Ibarra, Luis Rolando Figueroa Noriega, Sergio Galván Herrera, Sergio Armenta y García (q.e.p.d.), Álvaro González Macías (q.e.p.d.), Efraín Aguado Rubio, Amílcar González Padrón, Roberto Santana Jiménez (q.e.p.d.), Javier Chávez Villaseñor, Juan Vázquez Lombera (q.e.p.d.), Ladislao Bautista Ledo, Fidel Rebolloso Ramírez (q.e.p.d.), Virgilio Arlanzón Rivero, Nacho Fromow García, Octavio de la Torre Biava, Toño Nava López, Gonzalo Quiterio Cruz y Lalo Fernández Parriego; de los 18, lamentamos la pérdida de Sergio Armenta, Álvaro González, Roberto Santana, Juan Vázquez L. y Fidel Rebolloso; un total de 5 que se nos adelantaron y que los hemos venido extrañando cada que, por algún pretexto, organizamos reuniones de diversa índole.

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