11 mayo 2020

Recuerdos: Nuestro viaje a Morelia en 2007; parte 2 de 3.

Hoy, 11 de mayo del 2020, se cumplen 8 semanas de cuarentena en esta Ciudad de México; hemos estado al pendiente del desarrollo del Covid 19 y aunque la tendencia en número de defunciones ha tenido una ligera baja, el problema subsiste en cuanto al número de infectados, por lo cual, es muy importante permanecer en casa los que no tengamos alguna actividad esencial; si bien extrañamos nuestras comilonas de los lunes con jugada de dominó, creemos que lo más importante en estos momentos es preservar nuestra salud y hasta evitar visitas, sean de hijos, nietos o bisnietos. A falta de reseñas sobre nuestras actividades cotidianas, continuamos con nuestros recuerdos, que en esta ocasión corresponden a la segunda parte de nuestro viaje a Morelia en 2007.

El domingo 19 de noviembre del 2007, a muy temprana hora, abordamos el autobús que habría de llevarnos a la casa de Samuel Maldonado para compartir un desayuno típico de esta región; sorprendimos a Juan leyendo otra vez el diario que relataba como el Cruz Azul había goleado a no se que equipo.

Vean que detalle de Samuel: en la parte trasera del jardín colocó las 2 mantas alusivas a nuestro 45 aniversario.
Samuel nos dio la bienvenida a uno por uno; aquí lo captamos con su hija.
Y por supuesto que Eréndira también nos recibió como buena anfitriona.
Lo primero que hicimos fue dirigirnos a una mesa en donde Samuel y Eréndira habían dispuesto una olla a manera de cafetera.
Un cafecito a estas horas de la mañana caía de perlas, así que cada quien tomó un lugar.
Y hacer la chorcha como vulgarmente se dice.
Con las sillas en fila, Celia, Armida, Margarita y su hermana.
O formándolas para hacer rueda.
Aunque alguna preferían quedarse de pie.
A las 9:00 a.m. nos llegó el aviso de que hiciéramos la tradicional cola para que nos sirvieran el desayuno.
Mientras otros esperaban pacientemente a que se aligerara la cola.
Podemos ver la buena organización para servir a más de 50 comensales.
En esta foto quisimos pero no pudimos, mostrar todo lo que nos sirvieron.
Entre otras cosas las famosas corundas que aquí captamos.
Aquí vemos a Fidel Rebolloso que ya no está con nosotros.
Oscar Amaro, de pie, que también se nos adelantó.
Al igual que Álvaro y Ricardo Barrueta.
Álvaro González a quien extrañaremos toda la vida.
A la izquierda vemos a otro ausente, Rodolfo Carballo.
Y Zenén Gálvez, cuya ausencia ha sido notoria.
Otro que extrañamos, Juan Vázquez Lombera, de sombrero.
Y finalmente Roberto Santana que también se nos fue.
Un aspecto del ambiente.
Felipe con su puro.
Una panorámica del jardín.
Lalo y Caco con Cristi, Armida, Margarita y Esthelita.
Tina, Octavio, Zenén y Pompe, con la hija de Samuel y Eréndira.
Como de costumbre, los del 4M5 hicieron su grupito aparte.
La intensa luz solar nos impedía tomar fotos nítidas; aquí vemos a Rosy, Pily y Celia.
Álvaro y Miguel en amena plática.
Y Gustavo Alfaro.
Llegó la hora de la despedida, pero antes teníamos que obtener la foto del grupo; de pie: Luis Rolando Figueroa, Octavio de La Torre, Miguel Ángel Manjarrez, Álvaro González, Lalo Fernández, Miguel Cuán, Beto Hidalgo y Marciano Rodríguez; sentados: Samuel Maldonado, Rodolfo Carballo, Fidel Rebolloso, Roberto Santana, Vicente Rocha, Ricardo Barrueta, Bonifacio Vergara, Gustavo Alfaro, Rafa Paredes, Orlando Camacho, Pedro Alvarado y Caco Rivera; extrañamos la presencia de Rubén y Felis, quienes por ser domingo tuvieron otro compromiso.
Y estas son las damas que nos acompañaron: Celia, la hermana de Margarita, Caro, Guille, Yola, Martha Elvia, Tina y Barbarita; sentadas: la esposa de Marciano, Armida, Amalia, Esthelita, Cristi, Eréndira, Pompe, Judy y Margarita; en el pasto: Tere, Nydia, Malena, Pily y Rosy.
Pero los del 4M5 insistieron en que querían una foto solo para ellos; aquí están: Marciano, Oscar, Beto, Fidel y Juan con sus respectivas esposas.
Salíamos de casa de Samuel cuando tomamos la última foto a Cristi, Pily y Tina.
Abordamos el autobús rumbo a Quiroga.
Durante el trayecto Samuel nos dio algunas explicaciones de lo que Quiroga significa para el Estado de Michoacán.
Lo que fue del agrado de los pasajeros.
Y en Quiroga lo primero que notamos fueron los puestos en donde se expenden las mejores carnitas.
Y el amplio mercado de artesanías.
Que fue un deleite para nuestras acompañantes.
Que se embelesaban con todas las figuras expuestas.
Un aspecto del mercado.
Artesanías por doquiera.
Llegamos a un local en donde el vendedor nos dijo: "de aquí para acá son artesanías de Quiroga y de aquí para allá son también de Quiroga, pero hechas en China", por lo que no aguantamos la risa.
Después de curiosear, admirar y comprar, llegó la hora de retirarnos.
Para emprender camino hacia las Yácatas de Tzintzuntzan.
Al llegar, lo primero que hicimos fue visitar el museo.
En el museo, admirando vestigios de aquélla época; se han encontrado personajes importantes enterrados, acompañados de ofrendas con objetos de uso cotidiano y joyas de sorprendente manufactura.
Para posteriormente llegar a la zona arqueológica.
Ubicada en un montículo.
Tzintzuntzan es una Ciudad prehispánica que en lengua purépecha quiere decir lugar de colibríes; se le conoce por "Yácatas" debido a que éstas son basamentos piramidales; data del año 1325, en que fue fundada por el cacique Tariácuri, primer gran rey Purépecha y llegó a tener 40,000 habitantes.
Nuestro querido Gato nos explicó que ese lugar era ideal para cargarnos de energía y que deberíamos empezar por hacer una serie de ejercicios.
Que no tuvimos empacho en realizarlos.
Para después acomodarnos de espaldas y continuar con otra serie de ejercicios.
Hasta que nuestras energías se agotaron, pero según él, era al contrario.
Para lo cual deberíamos pasarnos la energía unos a otros a través de las manos.
Y así lo hicimos.
Todos, sin excepción, seguíamos sus indicaciones.
Como aquí pueden ver.
Para mayor efectividad, nos indicó hacer lo mismo pero de frente a las Yácatas.
Y así nos trajo; hasta parecía que era manda.
Todo porque según él, estas pirámides tienen el poder de recargarnos de energía.
Una panorámica del grupo adquiriendo energía y compartiéndola a través de las manos.
La fila continuaba hasta perderse a lo lejos; nos enteramos que estas Yácatas existían sobre una plataforma de 425 metros de largo por 250 de ancho y que ahora las contemplamos como verdaderas ruinas debido al abandono y el paso del tiempo.
Por fin, nuestro querido Gato dio por terminada la sesión y decidimos retirarnos; a lo lejos pueden ver la Ciudad de Pátzcuaro y el Lago del mismo nombre.
Abordamos nuevamente el autobús con dirección a Pátzcuaro que solo nos quedaba como a un Kilómetro de distancia.
Los hechos le dieron la razón al Gato, vean cuanta energía cargó Lalo y más Oscar que lo sostuvo en vilo.
Ya en Pátzcuaro, pueblo mágico con 500 años de historia y fundado por Don Vasco de Quiroga, comimos en un restaurante previamente contratado, pues no se crean que es tan sencillo llegar a un lugar y decir "queremos comida para 50"; aquí vemos a 4.
En esta mesa 7.
Y en esta otra 4.
Aquí 8.
Cinco más.
Otros 9.
Finalmente otros 9.
Captamos a Ricardo Barrueta y a Gustavo Alfaro con sus respectivas esposas; ellos hicieron el viaje desde Ciudad Juárez y Celaya.
No recordamos cual fue el menú, pero por lo que vemos, nos sirvieron una sopa muy apetitosa.
Samuel nos indicó que el mejor lugar para visitar era la casa delos 11 Patios y ahí fuimos.
Es un conjunto de edificios coloniales en donde se puede apreciar la labor de los artesanos, ya que ahí tiene sus talleres.
Pudimos admirar todo tipo de artesanías.
Servilletas.
Mantelería.
Todo tipo de bordados.
Muebles y adornos laqueados.
Y más telas.
Hasta que la noche hizo su aparición, entonces emprendimos la retirada rumbo a Morelia.
Llegamos al hotel y mientras que los viejitos se retiraban a sus aposentos, los más joviales pedimos nos sirvieran un coctel típico a base de licores exóticos.
Y ya en la media noche, se nos ocurrió salir para comer alguna fritanga, cosa que logramos; así terminamos este día maravilloso y con la segunda parte de la reseña.

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