08 junio 2020

Recuerdos: Nuestro viaje a Veracruz en 2008; segundo día

Escribimos esta reseña desde la Ciudad de México, el lunes 8 de junio del 2020, en donde la pandemia del Coronavirus se ha recrudecido; se cumplen 12 semanas sin salir de casa y sin tener nuestras reuniones de Generación, así que continuamos con nuestros recuerdos.
 
NUESTRO VIAJE A VERACRUZ
CAPÍTULO CUARTO.-VISITA AL BARCO Y PASEO EN LANCHA
SÁBADO 22 DE NOVIEMBRE DEL 2008
 

Sería una omisión imperdonable estar en Veracruz y no retratar el mar; así que incluyo esta foto.

Y esta otra.
Otra mirando más hacia altamar.
Que les parece ésta.
Y la última.
La cita era a las 10 de la mañana y cada quien optaría por desayunar en el lugar de su preferencia y tiempo disponible. Parece ser que la mayoría prefirió descansar, ya que coincidimos desayunando en el hotel; captamos a Esthelita, Álvaro, Joel Lalo y Judy.
Y aquí a Celia y a Roberto; por cierto, los precios son bastante cómodos si no consume uno el bufet (unos chilaquiles bien servidos cuestan $38.00) no obstante que el hotel es de 4 estrellas y su costo normal es de $1,000.00 por noche, pero debido a la recomendación de Ajo nos cobraron $650.00. Parece ser que el único desmañado fue Samuel Maldonado, pues la directiva de una asociación náutica aprovechó su disponibilidad para invitarlo a impartir una conferencia, a las 8 de la mañana (si no nos invitó fue porque no había cupo).
Antes de abordar el autobús, alguien dijo que era justo tomar una foto solo a las mujeres y así lo hicimos, previo acomodo de unas paradas sobre una pequeña barda.
Cuando ya se habían bajado llegó ¿quien creen? Yola acompañada de Rodolfo, por lo que hubo de repetir la foto, solo que ya no quisieron subir a la bardita; en el orden acostumbrado vemos a Irene, Eréndira, una amistad de la hija de Samuel, Delfina, Yola, Guille, Caro, Amalia, Esthelita, Judy, Martha Elvia, Cristi, Lolita, Pily, Celia y la hija de Samuel.
El barco se encuentra por el rumbo de Boca del Río a donde nos dirigimos, llegamos, pagamos nuestra entrada más $40.00 por el derecho para obtener fotos y subimos; pasamos por una especie de cafetería con mesas y sillas, en donde estuvimos unos minutos; captamos a Cristi, Delfina y Efraín.
Para entonces ya habían llegado en taxi Tina y Octavio, quienes habían desayunado en otro lugar.
Una vista desde el barco.
Otra vista.
Cristi, Tina, Delfina y Esthelita nos pidieron una foto con el oficial que nos llevaría a conocer el barco.
Aquí lo vemos dando sus primeras explicaciones.
Se trata de un cañonero construido en 1936 por la Sociedad Española de Construcción Naval en sus astilleros de El Ferrol.
Un acercamiento a la placa que da fe del dato anterior.
Ya con nuestros cascos, Álvaro se dispone a cargar el cañón con un proyectil.
El nombre de Guanajuato se debe a que México no pudo pagar su costo en efectivo y a cambio envió granos provenientes precisamente de Guanajuato.
Muy buena onda de los españoles ¿no creen?
Un dato importante es que estuvo en servicio activo durante 65 años, no obstante que la vida útil de este tipo de barcos es de 30 años.
Nos mostraron todas sus instalaciones incluyendo la cárcel que es indispensable en un barco que puede capturar prisioneros.
Su casa de máquinas muestra 2 unidades de combustión interna cuando originalmente eran de vapor. Me atreví a comentar que las unidades de vapor eran más eficientes que las de combustión interna, pero algunos mecánicos me contradijeron argumentando que los ferrocarriles modernos utilizan máquinas diesel ¿ustedes que dicen?
Aquí vemos el timón.
Entramos a la sala de comunicaciones, lo que aprovechó Toño para enviar un mensaje.
Al igual que Roberto.
Un breve descanso.
Esta es la sala de juntas y comedor de oficiales.
La decoración del interior de la sala.
Y del mobiliario.
Insignia colocada en una de las puertas.
Antes de retirarnos, tomamos la última foto que muestra la decoración en una de la puertas. Cabe mencionar que una de las funciones que desempeñó el cañonero Guanajuato fue escoltar a los buque-tanques que transportaban petróleo a EEUU durante la segunda guerra mundial. Esto ya lo había escuchado de un primo que era oficial de la armada en esa época (les comenté en alguna ocasión que mi papá era el Radiotelegrafista del buque "Las Choapas" y que murió cuando fue torpedeado por un submarino alemán en 1942; meses antes había sido hundido el "Potrero del Llano", originando que México declarara la guerra al eje en el Gobierno de Manuel Ávila Camacho).
Continuamos nuestro paseo en una lancha de motor por el río, más bien son 2 ríos que en un punto se juntan y desembocan en el mar
Confieso que a estas alturas del partido no me dio mucha confianza la lancha, pues los 12 pasajeros van sentados casi en la orilla sin una protección de por medio; vean la seriedad de Lolita, Cristi y Esthelita.
En cambio, a Miguel, Caro, Amalia y Fidel, parecía no importarles mucho que en un movimiento brusco pudieran salir disparados.
Otros más precavidos como Samuel y su familia ni se movían para no perturbar el equilibrio de la lancha.
Captamos a Pedro con un semblante de preocupación, al igual que este servidor, pues, para colmo, el salvavidas que me tocó era como de talla 38 cuando soy 42 y había mal tiempo.
Otro aspecto de como íbamos en la lancha.
Rápidamente nos alejábamos de la costa; pueden distinguir a lo lejos al cañonero Guanajuato.
Realmente es muy atractivo el paseo pues aparte de estar cerca de algunos animales, como iguanas, águilas, pájaros diversos y de conocer figuras caprichosas de árboles, contemplamos los manglares que son factor fundamental para la reproducción del camarón.
Uno de los atractivos del río son los manglares.
Otra vista de los manglares.
Se ven curiosidades como ésta.
Más de cerca para ver de que se trataba.
Hasta que la tuvimos enfrente: una casa abandonada, como si hubiera sido castillo, invadida por la vegetación.
Y esto otro que es un monumento a una virgen.
A estos caprichos nos referimos.
Otro más.
Fin de los manglares.
Antes de llegar al restaurante "La Isla del Amor", pasamos por un tramo en donde el río se hace angosto como si fuera una calle.
A cada uno de sus lados se encuentran casas habitación tan grandes y atractivas que hasta parecen palacios. Tienen acondicionados una especie de paraderos para que se estacionen sus lanchas y puedan tener acceso al inmueble. No exageraba Oscar cuando nos dijo que era "La Venecia Veracruzana", con una ventaja: se tiene acceso también por tierra.

NUESTRO VIAJE A VERACRUZ
CAPÍTULO QUINTO.-COMIDA EN LA ISLA DEL AMOR
SÁBADO 22 DE NOVIEMBRE DEL 2008
Después de aproximadamente 2 horas de paseo, la lancha desembarcó exactamente a las puertas del restaurante "La Isla de Amor", en donde ya habían colocado 2 mesas largas para 25 personas cada una; en la foto podemos ver las 2 mesas y la manta alusiva enfrente.
Debo comentar que en nuestras diversas salidas a provincia, el o los anfitriones normalmente se despreocupan de los desayunos, habida cuenta que en cualquier hotel de 4 o 5 estrellas siempre habrá bufet; aquí podemos apreciar como nos acomodamos en una de las mesas.
El bufet del desayuno representa una ventaja, ya que los visitantes tenemos la opción de desmañanarnos y desayunar en un lugar típico, o bien quedarnos en el hotel con toda la calma del mundo hasta que llegue la hora de abordar el autobús; una vista de los ocupantes de la otra mesa.
Foto panorámica de las 2 mesas.
En cambio, las comidas sí son planeadas hasta con el más mínimo detalle, como fue en este caso en que Oscar y Hugo comieron aquí no menos de 5 veces para afinar el menú que nos habrían de dar y con la oportunidad debida para no desesperarnos; en la foto, Hugo de pie junto con Samuel y Miguel, mientras que Oscar está sentado en medio de Bruno y Carlos.
Por enésima ocasión, Oscar se apuntó un "10" en todo; por una parte, la hielera estaba otra vez llena y dispuesta de tal manera que facilitara la apertura y servicio de las 16 botellas de vino blanco, 3 de vodka, una de tequila, otra de brandy y una más de ron; en la foto, Samuel, Jose y Bruno.
Dado que el tequila, brandy y ron no son bebidas de nuestra predilección, nos quedó la sospecha de que eran sobrantes del "Remambaramba" y que alguien muy osado se las escondió dentro de su chamarra, pero en nuestro grupo no hay alguien de esas características, a menos que hubiera sido .......¿El Gato?......¿ustedes lo podrían creer?; quien sabe; no me atrevería a opinar; al frente vemos del lado izquierdo a Carlos y a Irene.
Todo estaba bien frío, hasta las aguas quina de la marca que nos gusta y que en el propio México es tan difícil de encontrar. Por otra parte, el trío jarocho, a quien vemos en la foto, sólo estaba esperando a que todos estuviéramos cómodos para empezar a tocar música de la región que, como todos sabemos, incluye la poesía cantada y, todavía más, acompañados por una pareja de bailarines que hacían las delicias de la pupila.
Manuel no resistió la tentación de acercarse a la bailarina para darle un beso, con el pretexto de felicitarla, momento que aprovechamos para sacarle una foto.
Fue entonces que Oscar le pidió al bailarín permitiera a su pareja acompañarlo para que juntos bailaran algunos sones jarochos como "La Bruja" "El Jarabe Loco", "La Bamba", etc.
Aquí vemos a Oscar en plena acción.
Al fondo vemos a la bailarina agradeciendo los aplausos de la concurrencia.
A una señal de Oscar, los meseros iniciaron el servicio con un plato de jaiba enchilpayada que es un platillo típico del lugar.
Enseguida se sirvió una ensalada mixta de mariscos que fueron una delicia; en la foto vemos a José Antonio Hernández Sandoval con su nietecita, quienes se desplazaron desde Coatzacoalcos.
Y por último, una cazuela conteniendo arroz a la tumbada, con tan buen acierto que sólo era media ración, pensando en que nos debería quedar estómago para la cena maridaje que el destino nos deparaba para esa misma noche; de pie vemos a Rafita y sentados a Efraín, Lolita, Gato, Rebe y Pedro.
No faltaron los dulces típicos de la región y los consabidos versos, cantados con tan buen ingenio, que provocaron la risa de los asistentes, aunque no faltó una que otra dama que se apenara ante las palabras altisonantes con que suelen expresarse los veracruzanos; alcanzamos a distinguir a Yola, Rodolfo, Benjamín, Pily, Orlando, Martha Elvia, Beto y Amalia.
Aquí estoy con el Gato, Rebe y Pedro
Pedro es muy callado, pero puede platicar muy bien si Rebe le hace una señal en la cabeza.
Captamos muy sonrientes a Pily y a Orlando en la hora del café.
Aun cuando la comida ya había terminado, no queríamos levantarnos de la mesa hasta ver agotadas las botellas de vino.
Bonita foto de José Antonio Hernández Sandoval "El Charro" como le decían sus compañeros Mecánicos, con su hijo y su nieta; lamentablemente, él fallecería 8 años después.
Nos llamó la atención que una persona con tipo costeño a más no poder, interviniera en cada uno de los descansos del trío, cantando melodías principalmente de Agustín Lara con una voz altamente tipluda pero, eso sí, con mucho sentimiento. Por los comentarios supusimos que era alguien popular entre los lugareños pues le decían por su nombre, cuya cualidad era presentarse descalzo.
Continuando con el tema, parece ser que este personaje atrae la atención de cuanta gente lo llega a ver en este tipo de establecimientos y lo retribuye con algunas monedas o billetes aunque, según dicen, este no es el motivo principal por el que actúa.
Nuestro grupo estaba tan abstraído en la plática que ´prácticamente ningún caso le hicimos y notablemente ofendido emprendió la retirada. Después nos enteramos que para contrarrestar un  poco su desánimo, Oscar le obsequió $200.00 
Y como no íbamos a estar entretenidos, si se la pasaron contando anécdotas de Agustín Lara, como ésta: un día caluroso este gran compositor estaba en la playa, cuando notó que una palmera se movía más allá de lo normal y que cada vez se le acercaba más, hasta que le llegó a la cara; entonces, la palmera se quedó quieta y le dijo ¿perdone, usted es Agustín Lara?, a lo que contestó "sí, para servirle"; la palmera le increpó: "borracha su madre"; en la foto, Vicente, Judy, Lalo, Joel y Rafa.
La ventaja de este restaurante, es que tiene entrada y salida también por tierra, lo que facilitó nuestra retirada pues solo fue preciso cruzar una especie de estacionamiento para encontrarnos con el autobús
A diferencia del día anterior, en que perdimos demasiado tiempo en la presentación de la cuenta, prorratearla, cobrar y pagar, en esta ocasión el procedimiento implementado por Oscar, fue lo bastante fluido para lograrlo con tal rapidez que bien merecía el certificado ISO 9000; este procedimiento hubiera sido perfecto, de no haberlo entorpecido la ocurrencia de un compañero que solicitó una factura a su nombre; con Álvaro, Octavio y Fidel en la foto, damos por terminada esta reseña , rogándoles muy atentamente consultar el próximo capítulo, en donde describiremos el evento esencial de este paseo: nuestra cena maridaje de aniversario.

1 comentario:

  1. Gracias Luis Rolando, que gusto es recordar y revivir esos viajes y ver a tantos amigos, unos ya gozando del eterno descanso y otros como tu y yo y varios, encerrados por esta pandemia, Gracias nuevamente

    ResponderEliminar

Comida jugada en el día más caluroso.

Mientras el termómetro marcaba una temperatura superior a los 30°C nosotros nos dábamos cita en La Rambla para continuar con nuestra tradici...