10 octubre 2017

Largo viaje a Ozuluama, Ver.

Para felicitar a Bruno Pecero por su hazaña de llegar a los 80 años, el viernes 6 de octubre iniciamos un viaje a Ozuluama, Ver., lugar cercano al rancho de Bruno en donde se llevaría a cabo un gran festejo; grata sorpresa nos llevamos cuando llegó a saludarnos en nuestro punto de reunión, el estudiante de la ESIME Daniel Delgado Bautista, quien nos identificó por las chamarras que vestíamos; antes de abordar el autobús nos tomamos una foto con él, este servidor, Rafa, Samuel, Orlando, Sergio, Rubén, Ladislao, Caco y Claudio; aunque no lo crean, la chamarra negra de Daniel llevaba las insignias de nuestra Escuela alusivas a los 100 años; parece ser que a alguien se le olvidó que nuestros colores son el verde y blanco.
A las 10:00 a.m. partió el autobús a nuestro destino con 12 compañeros y un total de 22 pasajeros.
Después de recorrer 104 Km. hicimos escala en San Alejo, Tulancingo, Hgo., en donde el sobrino de Claudio nos tomó esta foto teniendo como fondo el paisaje que ven.
Como ya es costumbre, Ivonne nos ilustró acerca de la historia de las regiones que tocaría nuestra travesía.
Debido a un considerable retraso por las pésimas condiciones de la carretera, después de 6 horas llegamos a Cerro Azul; la primera foto fue en honor de Anita, invitada de Rafa, quien fue una valiosa ayuda durante el recorrido sirviéndonos botanas, tequila, vodka con quina y demás apoyo como si fuera una verdadera azafata; la vemos en compañía de su primo David Alberto quien, a su vez, es hijo de Laura a la cual conocerán más adelante; por pura deducción ya se habrán dado cuenta que Anita es sobrina de Laura.
Lo primero que hicimos al llegar al restaurante "La Finca" fue pedir unas cervezas bien frías con las que hicimos el primer brindis; el segundo de la izquierda es el sobrino de Claudio quien últimamente lo ha estado acompañando a nuestras reuniones. 
El servicio de La Finca fue muy bueno con excelentes alimentos a base de pescado y mariscos; nos llamó la atención este huauchinango que de tan fresco parecía que más bien estaba dormido.
Una vista de los 22 comensales al término de la comida; notamos un poco triste a Rafa porque su pareja llegaría hasta el día siguiente.
Mientras cada quien pagaba su cuenta, sorprendimos a Cristy y a Ivonne con la mesera que tan diligentemente nos atendió.
Y ya para abordar nuevamente el autobús con destino a Ozuluama, obtuvimos la foto del recuerdo con los 12 compañeros y 19 de los 22 comensales; de pie Felipe Varea, Felícitos Hernández, Samuel Maldonado, Ladislao Bautista, Joel Narváez, Orlando Camacho, Caco Rivera, Luis Rolando Figueroa, Rafa Paredes y Claudio Flores; sentado: Rubén Serros, Tere, Rosy, Ivonne, Pily, Anita, Cristy y Margarita; 7 Electricista y 5 Mecánicos.
Después de hospedarnos y pasar la noche en el gran hotel El Vichín de Ozuluama, el sábado 7 desayunamos en el mejor restaurante llamado "Las Palmeras", con la sorpresa de encontrar a Rafa feliz de la vida junto a la recién llegada Laura.
Al término del desayuno obtuvimos esta foto.
Con la diligencia que le es característica, Anita tomó una foto para que este servidor saliera en ella; para entonces ya había llegado Felis con su esposa Elvia, quienes desayunaron fruta en otro restaurante de lujo localizado en frente; y también ya para entonces, Rafa se había vuelto a colocar su cachucha a escondidas de Felipe.
Cuando llegamos a uno de los grandes patios del hotel. encontramos al festejado a quien le dimos su abrazo por adelantado; en la foto Felipe, Cristy, Joel, Caco, Samuel, Bruno Felis y Elvia.
Bruno posa con Luis Rolando, Joel, Felis, Elvia y Caco antes de tomar un baño para estar presentable en su fiesta; y es que casi no pudo dormir organizando de última hora el cambio de sede de la fiesta, debido a que por las recientes lluvias el acceso a su rancho estaba completamente inundado.
Esta es una de las 2 resorteras que fueron conseguidas por Sergio y Rubén como armas en contra de la víbora mata vacas que ha asolado el rancho.
Captamos a Sergio en pleno entrenamiento para acabar con la víbora mata vacas, sin saber que ya no iríamos al rancho.
A las 13:45 hs. llegamos al salón acondicionado durante la noche anterior para dar cabida a los cerca de 200 invitados provenientes de regiones como Tampico, Altamira y otros ranchos cercanos; así nos acomodamos en una lateral de la mesa.
Así en la otra lateral.
Y así en el extremo
Con gran júbilo de los invitados y en medio de aplausos, hizo su arribo Bruno con Jose, dirigiéndose a nuestra mesa para hacer el tradicional brindis, por su hazaña de llegar a los 80 años en plenas facultades tanto físicas como mentales.
Con su sonrisa habitual, Bruno nos indujo a que tomáramos nuestra copa.
Salud y pa'dentro.
Brindis que fue correspondido por todos los presentes, en especial por Felipe y Samuel que lo hicieron en varias ocasiones.
En cuanto Bruno y Jose tomaron asiento se acercó un trío huasteco que al mismo tiempo que tocaba, cantaba y recitaba versos inventados en el preciso momento.
Ivonne y Felis pusieron el ejemplo e inmediatamente se pararon a bailar con el taconeo característico de los huapangos.
Vean con que entusiasmo contagiaron a loa concurrencia.
Después de botanear trocitos de chicharrón propios de la huasteca y cueritos de cerdo, llegó la hora cumbre del festejo: sirvieron el clásico zacahuil elaborado con masa a manera de tamal, rellenos unos con carne de cerdo y otros con pollo.
La fiesta siguió con la participación de varios artistas que cantaron y bailaron; captamos a una de ellas que según nos informaron es muy conocida en la TV de Tampico, pero parece deseaba no ser reconocida pues nunca se despojó de sus lentes obscuros; enseguida hicimos la graciosa huida conscientes de que esa fiesta sería interminable.
El domingo 8 desayunamos nuevamente en Las Palmeras con la novedad de que Tere y Rubén no aparecían; cuando llegaron , demasiado tarde por cierto, supimos que todo fue por la pereza de Rubén quien se quedó dormido; terminado el desayuno todos se salieron del restaurante dejando solos a Tere y a Rubén; fue entonces que como un gesto de cortesía, Rafa, Claudio, Sergio, Cristy y Luis Rolando decidimos acompañarlos.
Cerca del medio día emprendimos el viaje hacia Tuxpan; noten a Rubén quien no obstante haber dormido como 12 horas seguidas la noche anterior, de inmediato concilió el sueño ante el murmullo del motor.
Llegando a Tuxpan, 3 horas después, nos hospedamos en un hotelazo de 5 estrellas: Best Western Riviera y pasadas las 4:00 p.m. nos dirigimos a este restaurante denominado "Mar y Tierra".
Esta es la entrada al restaurante.
Colocaron una mesa larga en la terraza para los 23 comensales, desde donde teníamos esta vista.
Esta otra.
Y ésta.
Un aspecto de la mesa.
Parte lateral que da hacia el exterior.
La misma parte lateral al final.
Otra vista.
Y la cabecera.
La comida es buena en términos generales, pero el servicio deja que desear; como muestra aquí vemos una posta de robalo al mojo de ajo que en realidad está hecho con lo más fácil de preparar que es mayonesa; por si fuera poco, fue servido cuando los demás ya habían terminado; todavía más: tuvimos que pagar en efectivo aun cuando en la entrada se veía claramente que recibían todas las tarjetas.
Aún así nuestro ánimo no decayó; antes de abandonar este lugar tomamos la última foto.
Ante la ausencia de nuestro autobús hubo la clásica desbandada; nosotros decidimos tomar este rumbo.
Antes de emprender una caminata que sería muy larga.
Hicimos escala en el monumento a los Niños Héroes.
Y en este otro.
Mientras caminábamos este era el paisaje que nos sorprendía.
Creo que se llama la laguna de Tampamachoco ¿o no?
Otra vista.
Y otra más.
Por fin llegamos al centro en donde se ubica el Parque Reforma con un letrero que da fe de haberlo reinaugurado ¿Quién creen? ; se están tardando en volverlo a reinaugurar con lo que sería una rereinauguración.
En este parque se dan cita personas más bien de la tercera edad para bailar principalmente danzones.
Las mujeres con su clásico abanico.
A la izquierda se colocan bancas para que la gente pueda disfrutar.
Al fondo podemos ver el tradicional kiosco.
En la parte posterior del kiosco fue construida una fuente que es el atractivo principal por el cambio de colores.
Aquí lo vemos de amarillo.
Y aquí de rojo; buscamos un lugar en donde pudiéramos descansar al mismo tiempo que tomar alguna bebida espirituosa, pero solo había licuados, raspados y aguas frescas, por lo que optamos por dirigirnos al hotel, ubicado como a 150 metros de este lugar, con tan mala suerte que en el restaurante solo había café, leche y chocolate.
Al día siguiente, lunes 9, volvimos al mismo lugar para visitar un mini museo que allí se encuentra, pero la mala suerte otra vez nos acompañó pues los lunes no abren; tomamos esta foto con el kiosco de fondo.
Nos llamó la atención esta efigie que está a la entrada del kiosco.
Entonces nos dirigimos a la iglesia.
La iglesia vista por dentro.
Otra vista.
Regresamos al hotel para hacer maletas pues teníamos que dejarlo antes de las 13:00 hs.; captamos a este grupo antes de abordar el autobús.
Para que este servidor saliera en la foto, amablemente Tere se acomidió a tomarla, ya que Anita, su primo y su tía andaban asoleándose en la playa que según nos contaron, vale la pena visitar.
Rumbo al autobús nos encontramos con este otro grupo.
Finalmente, no quisimos desaprovechar la oportunidad de obtener la última foto.
Una vez acomodados en el autobús no nos quedó más remedio que echar la flojera hasta que pudiéramos conciliar el sueño, como aquí lo hace Joel; cabe mencionar que en el viaje de regreso ya estuvimos los 23 pasajeros, puesto que Laura no pudo acompañarnos en la ida.
Todavía con la luz del día arribamos a la Ciudad de México, específicamente al Auditorio Nacional; por cierto, este lugar ha sido el punto de reunión tradicional para los citadinos, sea para transportar empleados, obreros, estudiantes, etc.; pues bien, las autoridades decidieron cerrar el acceso a la isleta; se preguntarán ¿con que fin? y no encontramos una respuesta razonable, ya que afuera de la isleta se hace el amontonadero de autobuses mientras que adentro está libre sin ninguna utilidad ¿será porque se trata de hacer cada día más difícil la vida de los contribuyentes?
Lo primero que debemos hacer es sacar las maletas y después ver la manera de trasladarnos a nuestros hogares, sea en taxis o teniendo como choferes a sus hijos, como aquí podemos ver a Gabriel recibiendo a su papá Rubén.
Y después las clásicas e interminables despedidas.
Como coordinador, Rubén recomendaba entregáramos una propina al chofer que bien se la merecía, aunque aparentemente no siguió las instrucciones al pie de la letra, pero en su descarga está lo difícil que es conducir en la carretera que nos tocó y si no hay accidentes es por puro milagro; es muy agradable viajar por supercarreteras de paga, pero cuando se trata de las libres se comprueba que no aplican recursos ni por equivocación.
El sobrino de Claudio despidiéndose, gracias a él, nuestro compañero pudo hacer el viaje.
Más despedidas.
Con esta foto terminamos la reseña de un viaje que fue truncado por las lluvias al impedir el acceso a un rancho en donde la diversión sería en grande; pero como dijo Bruno: la visita al rancho sigue pendiente y algún día lo lograremos; no nos queda más que agradecer nuevamente a Rubén su gentileza para organizar el viaje y a Karla, la hija de Bruno, por su entusiasta participación.

1 comentario:

  1. Les agradezco infinitamente el cariño que le tienen a mi Papá ... gracias por acompañarnos en esta hazaña y deseo muy pronto podamos juntos visitar el Rancho.
    Un afectuoso saludo

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