
Otro ángulo del salón de conferencias. Todos escuchando con atención. Al final decidimos comprar 5 cajas de vino blanco espumoso y 2 de tinto tranquilo, para acompañar la cena del día siguiente.
Felícitos Hernández Zúñiga que ahora disfruta a plenitud su querido Tarandacuao, nos concedió un lunes para convivir con los pocos que queda...
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