18 junio 2018

Degustación de vinos en La Rambla

Sólo 8 compañeros nos reunimos a comer hoy en La Rambla; los ausentes se perdieron de un evento que relataremos más adelante; en la foto, momento en que Armando llegaba con un invitado: Roberto Casillas, Ingeniero Petrolero de la ESIA, quien por cierto es hijo del fotógrafo que en muchas ocasiones nos dio servicio en la AMIME y en el FIDE; nos enteramos que el Sr. Casillas ya había fallecido.
La comida dio inicio con la clásica sopa de fideo.
No es que sea una simple sopa de fideo, sino el sazón que hace de esta sopa una delicia para el paladar, como aquí podemos apreciar en la sonrisa de Rafa.
El segundo tiempo fueron unos tacos dorados de papa que algo hicieron recordar a Rafa, pues de la alegría pasó a la nostalgia.
Estos son los tacos con su correspondiente lechuga, crema y queso.
Felis, que es vegetariano, no les hizo el feo; claro: eran de papa.
Pero enseguida vino un suculento chuletón de cerdo, con ensalada de lechuga, frijoles refritos y totopos.
Lo mostramos más de cerca, para que aprecien su grosor.
Por lo que Felis tuvo que cambiar a la ensalada de atún.
Con su correspondiente aderezo.
Rafa y Felipe en plena plática.
Empezó la ronda de dominó, por lo que el Ing. Casillas, de pie, optó por retirarse; antes obtuvimos una foto.
Cuando ya habíamos terminado la jugada y nos disponíamos a despedirnos, la administración de La Rambla nos invitó a que compartiéramos una degustación de vinos que allí se estaba desarrollando.
Aquí estamos los 8 compañeros disfrutando de los diversos vinos que ofrecieron; de pie, Felícitos Hernández, Héctor Barrera y Juan Manuel Lucia; sentados, Felipe Varea, Luis González S., Rafa Paredes, Armando López M. y Luis Rolando Figueroa.; 5 Electricistas, 2 Mecánicos y un Electrónico.
El presentador explicaba las características de cada vino; cabe mencionar que esta degustación fue del tipo turístico, es decir, está dirigida a clientes que no otorgan puntaje a los vinos, sino que simplemente los disfrutan.
En la degustación de vinos se pone en funcionamiento el paladar, el olfato y la vista, de ahí que las copas deban ser transparentes e incoloras para apreciar el color y el brillo de los vinos.
Sorprendimos a la hostess quien diligentemente llevaba las botellas a cada mesa.
Y hasta posó para la cámara.
Nuestros compañeros escuchaban con mucha atención las explicaciones.
Y de repente, la hostess llevó a nuestra mesa estas ricas tapas que realmente fueron para chuparse los dedos.
No nos quedó más remedio que terminarnos las tapas, pues es de mala educación dejar comida en el plato.

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