01 mayo 2018

Viaje a Veracruz; 1° de mayo de 1998

El 1° de mayo de 1998 emprendimos un viaje a Veracruz; a 20 años de distancia creímos necesario revivir estos momentos y así contribuir a que nuestra memoria no se apague como sucede a quienes llegamos o estamos llegando a los 80 años de edad; en la foto, nuestro anfitrión, Oscar Amaro, en el momento en que llegaba al autobús que nos llevaría a nuestro destino.
Con gran alegría y optimismo iniciábamos el viaje: Pedro Alvarado y Rebe, Oscar Amaro y Barbarita, Sergio Armenta y Rosalba, Javier Chávez y Magy con su hermano y su cuñada, Miguel Cuan con Caro, Lalo Fernández con Judith, Álvaro González con Estelita y su hija Mayra, Luis González S. con Viky, Armando López M. con Lupita, Gonzalo Luna con Cuca, Gonzalo Quiterio con Martita y su hijo, Vicente Rocha con Guille y su hija, Rubén Serros con ........, Rafa Tapia con Carmelita, Felipe Varea con Tere y Luis Rolando Figueroa con Cristy; recordamos con tristeza que 3 de ellos ya se nos adelantaron: Oscar Amaro, Sergio Armenta y Rafa Tapia, así como 3 consortes: Magy, Caro y Viky; una confesión: no puedo recordar quien era un matrimonio joven con su hijita como de 5 años de edad.
Durante el trayecto hicimos una parada técnica, lo que aprovecharon nuestras acompañantes para hacer algunas compras.
Pedro esperaba pacientemente.
Mientras otros platicaban.
Pasadas las 4:00 p.m. y con un retraso de 2 horas, llegamos a Mandinga en uno de cuyos restaurantes teníamos reservación; ya estaba cancelada, por lo que nos acomodaron en 2 mesas largas en salones diferentes, razón por la cual no pudimos convivir todos juntos.
El lado positivo fue que en este restaurante sirven los mejores platillos a base de mariscos y pescados, cuyo servicio, por cierto eficiente, facilitó que pidiéramos a la carta.
En una de las mesas no se hicieron esperar los brindis; supusimos que en la otra mesa también estaban haciendo lo mismo.
Una parte de los comensales.
Los mismos.
Mientras comíamos, un grupo nos deleitó con bailes veracruzanos.
Caro y Miguel.
Aplausos para el ballet folklórico.
Felices con el espectáculo.
Esta fue la otra mesa captada cuando ya habían terminado de comer; los 2 primeros de la derecha son el matrimonio que no puedo identificar.
Amena plática de sobremesa
El extremo de esa mesa.
En todo momento estuvo Oscar al pendiente del servicio en las 2 mesas aunque estaban distantes.
Al término de la comida nos pasamos al otro salón para hacer la chorcha.
Todavía nos quedaba cuerda.
Hasta que Oscar decidió la retirada, ya que teníamos que registrarnos en el hotel Emporio.
Y así abandonamos este hermoso lugar.
A las 8 de la mañana del día siguiente, los más conservadores del grupo ya estábamos desayunando en el hotel, ya que los audaces se levantaron más temprano para ir al meracdo a desayunar las famosas gorditas y chalupas.
Estelita y Álvaro con Mayra.
En la mesa del fondo vemos a la hija de Vicente y en la del frente al hijo de Gonzalo.
Otros conservadores que no quisieron ir al mercado.
Una vez reunidos los 2 grupos, nos dirigimos a las ruinas de Zempoala.
Nos asignaron un guía para que nos explicara todo lo concerniente a estas ruinas ¿alguno de los asistentes recuerda lo que dijo?
Con gran admiración contemplábamos lo que el guía nos indicaba.
Otra vista del grupo.
El guía resultó todo un experto en el tema.
Foto tomada desde arriba de una piedrota; en aquel entonces no temíamos a las caídas.
Otro aspecto del grupo escuchando las explicaciones.
Y otro más teniendo como fondo parte de las ruinas.
Evidencia de que el guía captó nuestra atención.
Hasta que por fin nos despedimos.
Antes de emprender la retirada nos tomamos la foto del recuerdo.
Y otra vez abordamos el autobús rumbo a La Antigua.
Vean que contentos estábamos; en aquélla época no nos cansábamos de nada.
Llegamos a La Antigua y ya nos esperaba otro guía.
Quien primero nos mostró la casa que le construyeron a Hernán Cortés, ahora en ruinas.
Aquí se instaló por primera vez en la Nueva España un horno para pan.
Esta iglesia la construyeron con conchitas de mar; las molían para hacer un pegamento muy consistente.
Un cañón.
Judith y Cristy posan teniendo como fondo las ruinas de la casa de Cortés.
Como pueden ver en el letrero, en este árbol amarró el conquistador sus naves en 1519.
Álvaro, Estelita y Cristy posaron para la foto al pie del árbol.
Durante el recorrido Cristy y Magy, a quien por cierto recordamos con mucho cariño.
Tomamos una foto antes de dirigirnos a una especie de embarcadero para abordar 4 lanchas contratadas por Oscar.
Llegamos al río caminando.
Abordamos la primera lancha.
La segunda.
La tercera.
Y la cuarta.
Llegamos a la bocana que es en donde el río se junta con el mar.
Inmediatamente Oscar se puso a trabajar; armó una tienda para cubrirnos del sol y descargó un refrigerador en donde traía un arsenal de cervezas.
Así quedó la tienda de campaña.
Que fue la admiración de los presentes, quienes felicitaban a Oscar por su ingenio; en el extremo izquierdo vemos a algunos, entre ellos Javier, sacando del refrigerador las cervezas.
Paulatinamente las mujeres nos fueron desplazando de la tienda.
Hasta que solo ellas quedaron dentro.
Aspecto de la tertulia.
Hasta que dijimos adiós.
Tuvimos que abandonar otro hermoso lugar para retornar a La Antigua.
Ya nos estaban esperando en el restaurante Las Delicias, en donde nos sirvieron un menú consistente en coctel de camarones, ensalada y mojarra con arroz blanco; nos acomodaron en 2 mesas largas haciendo escuadra.
Empezó a fallar el flash con el consiguiente deterioro de las fotos.
Última foto de nuestra estancia en La Antigua.
Serían como las 8:00 a.m. del 3 de mayo, cuando unos pocos nos juntamos en el restaurante del hotel para desayunar, con la novedad de que otra vez se había dividido el grupo; unos aquí y otros en el mercado; llegó a saludarnos un gran amigo de Luis, Felipe y mío: el Ing. Vicente González Arregui, residente en  Veracruz y a quien vemos en el extremo derecho; seguramente ya se dieron cuenta de que el flash seguía fallando.
Otra foto con el flash fallando.
Captamos a un grupo de señoras en espera de que el autobús nos llevara a San Juan de Ulúa.
Llegamos a San Juan de Ulúa; como aquí no nos asiganron un guía exclusivo, nos juntamos con otros grupos para escuchar las explicaciones que preferimos no repetir ante los horrores que sufrían los confinados.
Haciendo el recorrido.
De aquí no había escapatoria, pues está rodeado de mar.
Nos tomamos una foto teniendo como fondo parte del recinto.
Otra foto con Sergio y Oscar en los extremos (que en paz descansen ambos)
Con Javier, el matrimonio joven con su hijita cuya identidad no puedo recordar, Cristy, Magy (q.e.p.d.), Oscar (q.e.p.d.), Rafa (q.e.p.d.) y Gonzalo.
La foto del recuerdo tomada antes de retirarnos.
Nuestra última comida del viaje la hicimos en lo que fuera el Garlic's, restaurante que durante muchos años fue propiedad de José Ajo Lozada, compañero de la Generación 60; su atractivo es que toda la parte posterior está rodeada de mar, el cual se aprecia a través de los ventanales
Nos reservaron una mesa larga y no tuvimos problemas para el menú, ya que en este restaurante, hace 20 años, ofrecían un bufet de mariscos bastante aceptable a un precio módico.
La convivencia, bebida y comida fueron excelentes.
Parte de una lateral de la mesa.
Otra parte de la misma lateral.
Vista de la mesa desde el lado opuesto; por la contraluz no se alcanza a percibir el mar.
Otra vista.
Los que se ubicaron dando la espalda al mar.
En ese lado captamos a Barbarita, Oscar, Luis y nuestro invitado Vicente González Arregui.
Las fotos tomadas hacia las ventanas salieron defectuosas por la contraluz.
La cabecera.
El más contento era Oscar; culminaba así un viaje cuya organización estuvo a su cargo.
En esta foto apenas se alcanza a distinguir el mar.
Teníamos que abordar el autobús para nuestro retorno a México, por lo que empezamos el desalojo.
Pero antes un último brindis; claro está que como Sergio no podía tomar alcohol, lo hizo con su coca.
Y aquí terminó nuestra estancia en Veracruz; Felipe hace una seña indicativa de que deberíamos ya dirigirnos al autobús, mientras Sergio trata de terminarse su coca; comentario final: 1.-Recordar es vivir y más cuando podemos hacerlo gráficamente. 2.-Los viajes han sido factor importante para mantener la unión de la Generación a tal grado que nos vemos como una familia. 3.-En esta ocasión fuimos solo 16 compañeros pero con nuestras acompañantes (esposas, hijos e invitados) llagamos a 40 pasajeros.

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