28 marzo 2014

Nuestro viaje a El Tajín; segundo día

A las 8:00 a.m. ya estábamos en el restaurante del hotel para desayunar cuando el operador del autobús nos informó que éste ya había sido reparado, así que podíamos hacer nuestra visita a El Tajín.
Nos formamos para el tradicional bufet.
Muy aceptables los alimentos que nos ofrecieron, pues además de la fruta, jugos y café, había huevos con jamón, chayote relleno de queso, chilaquiles rojos, bocoles, sopes, salchichas, plátanos fritos, hot cakes, doradas y frijoles.
Cristy, Joel, Felipe y los 2 Gonzalos.
Blanquita, los Sánchez y los Santana.
Armida, Margarita, Tere, Rubén, Juan, Rebe, Efraín y Lolita.
Álvaro, Estelita, Yola y Rodolfo.
Beto y Claudio.
Celia, Roberto, Lalo y Judith.
Luis, Vylma, Sergio y Rosalba.
Jose, Bruno, sus 2 hijas, Rafa y Blanquita.
Captamos a los Gonzalos con Pedro antes de tomar camino para El Tajín, con la tranquilidad de que el autobús ya estaba en óptimas condiciones.
Llegamos a El Tajín; aquí vemos la maqueta de sus extensión.
Lo primero que nos explicó el guía fue la gran variedad de su vegetación.
El grupo escuchando las explicaciones.
De este fruto obtienen las jícaras
Después de caminar un tramo algo prolongado, por fin llegamos a las ruinas; mentiría si dijera que caminamos bajo los rayos del sol, pues afortunadamente el día estaba nublado.
No perdíamos detalle de los aspectos históricos de esta obra majestuosa.
Algunos aprovechábamos para obtener fotos.
El grupo se alejaba y nosotros permanecíamos en la retaguardia.
El grupo se acercaba a una de las pirámides.
Vista de un conjunto.
Un acercamiento.
Otra vista.
De regreso.
Rumbo a la entrada.
Venta de artesanías.
Monumento en una especie de glorieta.
Allí obtuvimos una foto de los más rezagados del grupo, pues el resto ya había llegado al autobús.

Nos dirigimos a La Antigüa en donde ya nos esperaba Oscar Amaro, nuestro anfitrión.

Así nos recibieron en el restaurante.
Y otra vez a comer, sólo que en esta ocasión cada quien pidió a la carta.
En el extremo derecho nuestro anfitrión Oscar Amaro compartiendo la mesa con Blanquita, Yola y Rodolfo.
En la fila derecha vemos a las hijas de Bruno muy contentas.
Bruno y Jose con sus 2 hijas, Gonzalo, Joel, Rafa, Blanquita, Yola y Rodolfo.
Luis, Vylma, Roberto con Celia y sus invitados, Rosalba y Sergio.
Lalo, Efraín, Loli, Juan y Beto.
Armida, Margarita, Claudio, Gonzalo Álvaro y Estelita.
Felipe, Rebe, Cristy, Judith y Lalo.
Pedro, Felipe, Rubén y Tere.
Beto, Armida, Margarita y Claudio.
Los Haro, Rebe, Cristy y este servidor Luis Rolando.
Como siempre, los del 4M5 quisieron su foto: Juan, Beto, Felipe y Oscar.
El grupo de Mecánicos: Bruno, Sergio, Álvaro, Juan, Beto, Felipe, Oscar, Rafa y Joel; sentado mi tocayo Luis.
El grupo de Electricistas: Luis Rolando, Rodolfo, Claudio, Efraín, Pedro, Rubén, Gonzalo, Felipe y el otro Gonzalo.
Y ahora el nutrido grupo de Electrónicos: Lalo y Roberto.
Los 21; 10 Mecánicos, 9 Electricistas y 2 Electrónicos.
Lalo estaba tan contento que le dio un abrazo fraternal a Oscar en señal agradecimiento.
En cambio, las muestras de fraternidad del Cara fueron muy distintas y si no lo creen vean como abraza a Rafa antes de abordar el autobús para dirigirnos a Veracruz.
Estaba obscureciendo cuando llegamos a Veracruz; inmediatamente después de hospedarnos, nos dirigimos a los Portales en donde el ambiente musical es tan ruidoso que es muy difícil poder platicar.
Podemos apreciar a uno de los numerosos grupos musicales que amenizan las tertulias; se trata de un grupo norteño de los que hay varios, pero también encontramos bandas sinaloenses, mariachis, etc. y cosa curiosa ningún conjunto jarocho, ni siquiera marimba.
Una vista de la iglesia.
Foto tomada desde el último de Los Portales.
Un aspecto de la concurrencia.
Sin ponernos de acuerdo algunos llegamos al mismo lugar; pedimos que nos juntaran varias mesas.
Y que nos trajeran unas cervezas bien frías; nuestra plática se limita al brevísimo tiempo en que dejan de tocar los conjuntos musicales y aún así hay interrupciones de los que venden plumas, relojes, pulseras, sombrillas, collares, etc., etc., etc.
Nunca habíamos visto a Claudio tan contento.
Sea lo que fuere, este ambiente es único.
Si se fijan bien, Juan no está platicando, está gritando.
Felipe muy serio mientras los demás disfrutaban.
Nos retiramos a nuestras habitaciones con este brindis de Yola.

1 comentario:

  1. ¡Qué gusto verlos tan contentos y ver que sus esposas también disfrutaron el viaje!
    Gracias por compartir las fotos y gracias a los electrónicos que le dieron realce al viaje.
    Un abrazo para todos de Luis Octavio Mendoza Durán.

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