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| Los primeros en llegar. |
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| Le siguieron Memo, Lobito y Lupita. |
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| La chaviza. |
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| A Zoilo se le hacía tarde para pronunciar su acostumbrado discurso. |
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| Con tal vehemencia que casi nos hace llorar. |
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| Zoilo hablaba y hablaba ante la distracción de Felipe. |
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| El turno fue para el festejado, quien se solazó recitando el poema que hiciera famoso a Ramón López Velarde: La Suave Patria, dejando a la concurrencia insatisfecha. |
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| Pero no crean porque su interpretación haya dejado que desear, sino porque la multitud clamaba por escuchar su famoso Brindis del Bohemio. |
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| Al término de su intervención, alzamos la copa para brindar porque conserve su salud y siga siendo feliz como hasta ahora. |
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| El tercer acto consistió en disfrutar de los variados platillos que ofrece La Rambla, como este chile en nogada, que dicho sea de paso, corresponde solo a media orden. |
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| O esta gigante torta de milanesa que hasta ahora nadie ha sido capaz de comérsela en un tiempo razonable. |
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| Algunos prefieren una entrada a base de pasta. |
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| Y como segundo tiempo, un pescado a la veracruzana. |
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| O una paella. |
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| En algunas ocasiones nuestro estómago ya no da para mas y nos conformamos con un camarón, eso sí, acompañado de una buena copa de vino tinto. |
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| Para dar cabida a otros platillos que debemos probar, aunque sea en pequeñas porciones. |
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| Terminada la comida, pasamos al protocolo de apagar las velas y partir el pastel, lo que hizo el festejado con gran regocijo. |
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| Para terminar con la ronda de dominó. |
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| En una mesa Héctor y Lobito en contra de Felipe y Luis Rolando. |
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| En otra mesa, Bruno y Zoilo en contra de Memo y Joel. |
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| Y en la tercera mesa, el ayudante de Carlos y Sebastián en contra del festejado y Alain. |
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| Todavía el destino nos deparaba una sorpresa: de repente llegaron dos amistades de Zoilo, pero no crean que eran cosa común, sino verdaderas personalidades que llegaron desde la mismísima Rusia para saludar a nuestro amigo; captamos el momento en que nos era presentado. |
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| Zoilo con sus dos amigos rusos, cuya estatura casi llegaba a los dos metros. |
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| Mientras Zoilo y sus amigos se enfrascaban en amena plática, Joel Bruno y Arturo también se enfrascaban, pero en la jugada de dominó. |
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| Entonces Zoilo optó por presentarme personalmente a uno de ellos, con quien dialogué en ruso, pero como yo no entendía nada, obtuve ayuda del interlocutor que la hizo de intérprete. |
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| La foto del recuerdo para nuestros amigos rusos, que podrán presumir haber estado en una de las cantinas más emblemáticas de la Ciudad de México. |
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