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29 marzo 2022

Otra reunión como preámbulo a reanudar nuestras convivencias.

Cuando nos reunimos por última vez, a principios de diciembre, nunca nos imaginamos que vendría la cuarta ola del coronavirus: la variante Ómicron, por lo que el desánimo fue unánime y tuvimos que recluirnos nuevamente. Han transcurrido casi 4 meses para que lleguemos nuevamente a semáforo verde, ocasión propicia para intentar nuevamente el experimento y así fue que nos decidimos por visitar una cantina famosa por su cocina española. Se trata de "El Sella", ubicada en la Colonia de los Doctores, a donde acudimos el día de ayer, 28 de marzo. En la foto vemos a Felipe Varea y a su derecha Zoilo Mendoza.

Mi tocayo Luis González Sosa y Vylma.

Para empezar, un caldo de camarón, aunque la foto es engañosa porque el tazón estaba rebosante.

O un jugo de carne.

Siguió una tortilla a la española con jamón serrano.

Después los famosos chorizos a la sidra.

Y los pulpos a la gallega.

Para rematar con el clásico chamorro deshuesado.

Una parte de la mesa tenía ganas de brindar.

Aquí los vemos en pleno brindis. Extrañamos que Zoilo se abstuviera de pronunciar su acostumbrado discurso.

La foto del recuerdo. Sentadas de izquierda a derecha: Lupita, Valia, Irene, Felipe Varea Gilabert, Luis Rolando Figueroa Noriega, mi hijo Luis Rolando también Figueroa, Luis González Sosa, Vylma, Jose y Elvia. Atrás de pie: Carlos Palacios Gómez, Armando López Mendoza, Zoilo Mendoza Núñez, Bruno Pecero Ríos y Felícitos Hernández Zúñiga.

Aquí estamos solo los chómpiras.

Tres compañeros del Grupo 4E3: Felipe, Felis y Lobito.

Mi hijo con Lobito y mi tocayo.

Felipe y Luis Rolando, también del 4E3. Ojalá que no haya más variantes de la pandemia y podamos seguir reuniéndonos cuando menos cada mes.

 



09 diciembre 2021

Otro intento para reanudar comidas.

Hoy jueves 9 de diciembre, continuamos con nuestro experimento, iniciado el mes pasado, para conocer las características del ambiente y, de ser posible, reanudar nuestras comidas. En esta ocasión nos dimos cita en el Centro Asturiano Polanco, con la novedad de que este restaurante ya no está en el primer piso, sino que ahora se ubica en la planta baja. Pudimos observar una numerosa asistencia, casi el 100% conformada por personas de la tercera edad y, con algo de desilusión, nos percatamos que ya no ofrecen el tradicional menú, atractivo principal hasta hace apenas un par de años. Si bien los platillos de la carta son numerosos, no dejan de ser algo caros en comparación con otros centros de la misma categoría. Una gran ventaja es la rapidez del servicio pero, por contrapartida, se tardan una eternidad para presentar la cuenta y, lo más grave, es que, según pudimos comprobar, los meseros sufren equivocaciones en perjuicio de nuestros bolsillos. En la foto vemos a Lobito de pie, brindando con Felipe.

Felipe en una de las cabeceras y a su derecha Bruno. Atrás de ellos podemos ver una mesa que, por una mera coincidencia, fue ocupada por aproximadamente 20 compañeros de la Generación 68.

A la izquierda de Felipe estuvimos Felis y yo.


Y en la otra cabecera Armando "Lobito", flanqueado por Lupita y 2 Juniors, mi hijo Luis Rolando y Raúl, hijo de Felis.

En la misma toma alcanzamos a ver, del lado izquierdo, a Pedro Alvarado.

No podían faltar las consultas al celular para mostrar algo que seguramente era de interés, dadas la expresiones de los 3 que ven el aparato.

Nada menos que Zoilo con su inseparable Vale.

Vista de una parte de la mesa.

Vista de una lateral. Pedro (de cachucha, contrariando la regla más elemental de urbanidad) muy triste porque Rebe lo abandonó para lavarse las manos.

Nada más típico que una entrada de tortilla española.

Para continuar con unos pulpos a la gallega.

La sopa de ajo no estaba mal, pero muy abundante para nuestro estómago.

O también una sopa verde de mariscos.

Sorprendimos a Zoilo, Vale, Jose, Bruno y Felipe.

Zoilo y Vale viendo a la cámara.

Y para el platillo principal, vean lo que pidió Rebe: un lechón al horno.

Hubo quien prefirió la paella.

O costillitas de cerdo.

Para un estómago jóven como el de Raúl, no fue un exceso sopa de ajo y paella.

O una posta de robalo.

Ahora sorprendimos a Lobito, Luis Rolando y Raúl.

Aquí tenemos un pecho de ternera.

Mientras unos comían, Zoilo no podía dejar de consultar su celular..

Jose se paró para pedir a Zoilo hiciera un brindis.

A lo que accedió de inmediato, solo que antes tuvo a bien pronunciar unas palabras alusivas a la despedida de este año tan nefasto por lo de la pandemia.

Haciendo votos porque en el 2022 volvamos a la normalidad.

Mientras hablaba, no faltó quien saboreara un rico postre.

Finalmente, tomó su vaso y extendió su brazo para hacer el consabido brindis.

Y chocando su vaso con los nuestros.

Antes de las eternas despedidas, nos tomaron la foto del recuerdo; en el orden acostumbrado: Luis Rolando Figueroa Jr., Raúl Hernández, Zoilo Mendoza Núñez, Valentina, Jose, Bruno Pecero Ríos, Felipe Varea Gilabert, Felícitos Hernández Zúñiga, Luis Rolando Figueroa Noriega, Rebe, Pedro Alvarado Villafuerte, Lupita y Armando López Mendoza.

Antes de emprender la retirada, se acercó para despedirse uno de los compañeros de la Generación 68, oportunidad que aprovechamos para obtener esta foto.

 

04 noviembre 2021

Tratando de volver a la normalidad

Tratando de volver a la normalidad y siguiendo el ejemplo de nuestros compañeros de la Generación 59, hoy jueves 4 de noviembre rompimos el riguroso encierro que nos mantuvo al margen de la sociedad durante 17 meses. El experimento consistió en acudir 6 parejas al Centro Castellano ubicado en la calle de Uruguay, con la idea de que el grupo vaya creciendo conforme retorne la tranquilidad. En la foto vemos a Elvia, Lupita, Valentina y Jose.

Felis y Elvia.

Zoilo, Bruno y Armando, nuestro querido Lobito.

Cristi.

Irene y Carlos.

Como en nuestros mejores tiempos, Zoilo se levantó para pronunciar unas palabras que nos hicieron meditar acerca de los lazos que nos unen.

Para finalizar con un brindis a base del acostumbrado vodka, haciendo honor a quienes le dicen Ruso. 

Empezamos con una ensalada verde muy surtida y de tamaño bastante generoso

Después nos sirvieron una paella que nadie pudo terminar. pues vean su tamaño.

Llegamos al tercer tiempo consistente en un filete de pescado empanizado con ensalada de lechuga y, para compartir, un plato de verduras y chiles encurtidos.

Un acercamiento al filete de pescado.

Después paladeamos un pescado a la Veracruzana con pimientos morrones y aceitunas.

Para finalizar con una buena porción de lengua, parece ser que a la Gallega.

Mientras los de buen estómago degustaban su postre (2 porciones de helado y una rebanada grande de pastel), Zoilo nuevamente se puso de pie, ahora para deleitarnos con su voz privilegiada.

Entonó varias canciones que apreciamos no solo los de la mesa, sino de mesas vecinas, quienes aplaudían con cierto entusiasmo cada vez que Zoilo terminaba.

Pueden ver al frente el helado y al fondo el pastel, interponiéndose un vaso de tehuacán, bebida preferida de Felis, mientras los demás nos dimos el lujo de tomar el clericot de la casa.

Zoilo se lucía y nosotros no perdíamos detalle de sus ejecuciones.

Hasta que llegó la petición de la concurrencia para que cantara Ojos Negros, lo cual hizo de inmediato ante el beneplácito de los parroquianos.

Como aquí pueden comprobar.

Por último, alzó su vaso para hacer el último brindis en señal de que todo había terminado.

Pagamos la cuenta y antes de desalojar el inmueble nos sacaron la foto del recuerdo. De izquierda a derecha y empezando por la hilera de la izquierda, vemos a Zoilo Mendoza Núñez, Bruno Pecero Ríos, Cristi, Luis Rolando Figueroa Noriega, Felícitos Hernández Zúñiga, Elvia, Armando López Mendoza, Lupita, Valentina, Jose, Irene y Carlos Palacios Gómez.

 

Comida jugada en el día más caluroso.

Mientras el termómetro marcaba una temperatura superior a los 30°C nosotros nos dábamos cita en La Rambla para continuar con nuestra tradici...