18 mayo 2020

Recuerdos: Nuestro viaje a Morelia en 2007; parte 3 de 3.

Ya son 9 semanas sin nuestras acostumbradas comidas en La Rambla, además de que el torneo de dominó, en su edición No.22, quedó en suspenso cuando apenas se había cumplido la jornada 10; el motivo es que seguimos confinados mientras tanto no sea controlable la pandemia Covid 19; en la reseña pasada de nuestros recuerdos, quedó pendiente la tercera parte del inolvidable viaje que hicimos a Morelia en el 2007.
 
El 20 de noviembre, a muy temprana hora, ya estábamos desayunando en el hotel Virrey de Mendoza; era el último día de nuestro viaje de 4 días y remataríamos con una comilona en casa de Pedro Alvarado, ubicada en Tlalpujahua; recién bañaditos captamos a Álvaro, Esthelita, Judy y Lalo.
 
 
 
Y aquí tenemos a Felipe, Armida, Juan, Miguel, Caro, Tere, una amistad de Tere y Margarita.
Rosy, Caco, Fidel, Amalia, una amistad de Miguel Ángel y éste.
Barbarita, Pedro, Gato y Oscar.
Rodolfo y Yola.
Gustavo, Ricardo, Nydia y Malena.
Pompe, Cristi y Zenén.
Vicente, Pily y Orlando.
Obtuvimos esta foto antes de retirarnos para hacer maletas y pagar la cuenta; de pie Armida, Juan, Luis Rolando, Cristi, Beto, Martha Elvia, Bonifacio, Roberto y Rafa; sentadas están unas amistades que llegaron a saludarnos
Con las maletas ya en la banqueta, nos sorprendimos cuando notamos que la calle estaba cerrada y una multitud se acomodaba a lo largo de las calles aledañas, en sillas, bancos o simplemente huacales, al mismo tiempo que nos enterábamos que al autobús se le había impedido el acceso, por el desfile que en pocos minutos daría inicio; desconcertados, arrastramos nuestras maletas a la esquina, pero nuestro asombro fue mayor cuando nos percatamos que no había paso por ningún lado y, además, el desfile ya había empezado; es decir, no había manera de romper el cerco de gente y era imposible atravesar la calle, por lo que, aparentemente, habíamos quedado atrapados en un espacio corto y tendríamos que esperar hasta que el desfile terminara, lo cual era imposible dado que en Tlalpujahua nos esperaba Rebe con la comida preparada; el conductor nos indicó que el autobús estaba estacionado como a 5 calles adelante pasando un jardín; entonces, nos abrimos paso entre la multitud con las maletas a rastras y recibiendo toda clase de improperios; cruzamos la calle a pesar del desfile y llegamos al otro lado en donde la gente no nos dejaba pasar, pero a punta de empujones logramos nuestro objetivo.
Después de una caminata que se nos hizo interminable, llegamos, por fin, al bendito jardín en donde estaba el autobús esperando nuestra llegada; recordamos que una experiencia similar tuvimos cuando visitamos Veracruz varios años después.
Casi al mediodía, abordamos el autobús para dirigirnos a Tlalpujahua, en donde pasaríamos una tarde que nunca olvidaremos; cabe mencionar que de los 30 compañeros reunidos durante los 3 días anteriores, 9 declinaron acompañarnos: Marciano Rodríguez, Miguel Ángel Manjarrez, Luis Octavio Mendoza, Sergio Viñals, Zoilo Mendoza, Octavio De La Torre, Rubén Serros, Gustavo Alfaro, y Felícitos Hernández, por lo hicimos el viaje solamente 21 acompañados de nuestra pareja.
La casa de Pedro es muy extensa; está enclavada en una especie de sierra con frondosos árboles; se entra por una calle y al final se puede apreciar el inmueble que ostenta este letrero.
Rebe, que no asistió al viaje por obvias razones, nos dio la bienvenida; mientras tanto, Fidel quiso ayudar cambiando de lugar una mesa de centro, pero no contaba con que la cubierta estaba suelta, de manera que cayó al piso haciéndose mil pedazos; era un vidrio como de 6 mm. de espesor; muy apenado ofreció pagarlo, pero Pedro no aceptó.
Felices por haber llegado a nuestro destino, captamos a Eréndira, Cristi y Esthelita.
Rebe había previsto todo lo necesario para dar una comida a 50 visitantes incluyendo las tortillas hechas a mano.
En otro fogón, Felipe se ofreció para preparar la carne asada.
Con la ayuda de Miguel.
En plena faena Felipe y Miguel.
En lo que empezaba la comida formal, Juan se hacía el primer taco.
Con taco en mano, vemos a Juan haciendo fila para obtener los alimentos que arduamente había preparado Rebe.
La cola avanzaba.
Ya casi llegábamos.


Y así, a uno por uno nos fueron colmados los platos conteniendo, primero una rica sopa de hongos con flor de calabaza, acompañada de unas quesadillas únicas y que hacía mucho tiempo no probábamos: de pancita con epazote. 
Un aspecto de la logística para servir a 50 comensales.
Rebe dispuso una mesa en forma de herradura como aquí podemos apreciar.
Así se sentaron en una lateral de la mesa.
Al fondo vemos la otra lateral.
Vista de la otra lateral con Fidel de espaldas.
La misma mesa pero ahora Fidel de frente.
Muy gentil Armida le preguntaba a Juan si quería repetir, mientras que Ricardo se apresuraba a traer más quesadillas.
Un acercamiento.
Una vista de la otra lateral con Pompe en la cabecera.
Parte de la otra cabecera y de la lateral; al fondo vemos a Rafa quien se acomodó en un pasillo junto a la mesa.
Pily, Rosy y Caco.
Esa lateral y la cabecera vista desde otro ángulo.
En la cabecera podemos ver a Margarita, Armida, Cristi, Samuel y Eréndira.
Se juntaron para la foto.
Orlando en primer plano; observamos que después de tantas quesadillas y la abundante sopa, ya casi no nos quedaba estómago para la carne asada que, por cierto, le quedó en su punto a Felipe.
Terminada la comida, nos empezamos a parar; captamos al Anfitrión, Pedro, en amena plática con Ricardo.
Roberto de perfil.
También comieron en el pasillo, Bonifacio y su hijo.
Al final, nos percatamos que Miguel y Caro se habían acomodado en un lugar aislado de la multitud.
Al igual que el Gato, al que captamos a la hora del postre: unos plátanos que jalaba desde su cabeza.
Para bajar la comida hicimos una ronda por la finca.
Con la amabilidad y buen humos que le es característico, vemos al anfitrión, Pedro Alvarado, en el extremo izquierdo.
Y también la organizadora, Rebe; Felipe y Ricardo no soltaban su copa de vino.
Muestras de cariño y agradecimiento hacia Rebe.
Tres panzones contentos; Rafa, Luis Rolando y Rodolfo.
En pleno cerro subimos una escalinata que nos llevó a una casita construida en la cima.
Con una terraza desde se podía admirar el bello paisaje.
Y ahí tomamos esta foto con 9 bellas damas y 2 caballeros de intrusos.
A media tarde nos sirvieron un vaso con esquites, como si no hubiéramos comido suficiente, pero estaban tan sabrosos que le entramos; entonces le pedimos a Rebe que posara para otra foto.
Otra foto con el anfitrión a la hora de los esquites.
Caía la tarde y varios repetimos esquites.
Antes de que empezara a obscurecer nos tomaron la foto del grupo; en la parte trasera podemos identificar a Felipe Varea Gilabert, Miguel Cuán Morales, Fidel Rebolloso Ramírez, Augusto Sánchez Ortiz (el famoso "Gato"), Vicente Rocha Serrano, Zenén Gálvez Basilio, Juan Vázquez Lombera, Bonifacio Vergara Gayosso, Roberto Santana Jiménez, Oscar Amaro Smith y Caco Rivera Ramírez; sentados Luis Rolando Figueroa Noriega, Álvaro González Macías, Pedro Alvarado Villafuerte, Ricardo Barrueta Segura, Lalo Fernández Parriego, Beto Hidalgo Cano y Orlando Camacho Guerrero, haciendo un total de 18 de los 21 asistentes; inexplicablemente, no salieron en la foto, Rafa Paredes Uriza, Rodolfo Carballo Mejorada y Samuel Maldonado Bautista.
Ya era de noche cuando a Oscar se le ocurrió sacar a bailar a la hermana de Margarita.
Quien le siguió de maravilla el paso del danzón, especialidad en que Oscar es campeón.
Arrancando el aplauso y la admiración de los presentes.
Como en todas las fiestas llega el momento de la despedida, por lo cual pedimos a las damas posaran para la foto final; de pie vemos a Celia, Pily, Amalia, Margarita, Pompe, Cristi, Guille, Martha Elvia, Rosy, Judy, Esthelita y Yola; sentadas, Tere, la hermana de Margarita, Eréndira, Caro, Nydia, Rebe, Barbarita y Armida.
Rebe despidiendo a Cristi, Amalia, Yola y Martha Elvia
Y Pedro despidiendo a Orlando, Bonifacio, Miguel y Rodolfo.
Antes de abordar el autobús obtuvimos esta foto para el recuerdo: Caco, Samuel, Beto, Ricardo, Lalo, Orlando, Fidel y Roberto.
Últimas despedidas; Eréndira dando sus datos a Pompe.
Y una efusiva despedida de la hermana de Margarita y Nydia.
Así como Pedro de Guille.
Serían como las 9 de la noche cuando arribamos a la Ciudad de México.
E iniciar la labor de recopilara maletas y algunas bolsas en donde se guardaban celosamente las artesanías adquiridas en Quiroga.
Y hasta canastas conteniendo fresas de Michoacán; con esta imagen terminamos la reseña de este magnífico e inolvidable viaje, no sin antes recordar a nuestros compañeros que ya no están con nosotros: Juan Vázquez L., Álvaro González, Fidel Rebolloso, Zenén Gálvez, Rodolfo Carballo, Rafael Arias, Ricardo Barrueta, Oscar Amaro y Roberto Santana, a quienes extrañaremos toda la vida.

Comida jugada en el día más caluroso.

Mientras el termómetro marcaba una temperatura superior a los 30°C nosotros nos dábamos cita en La Rambla para continuar con nuestra tradici...