02 abril 2016

Nuestro viaje a Guanajuato tercer día

Otra vez de madrugada, a las 8:00 a.m. del sábado 2 de abril, ya estábamos desayunando; este día abandonaríamos el hotel Castillo de Santa Cecilia para emprender nuestro paseo por el Cerro del Cubilete y Atotonilco, antes de hospedarnos en el Hotel Misión de Juriquilla; con la felicidad reflejada en el rostro, seguramente porque durmieron bastante en la noche anterior, vemos a Tina, Octavio, Lalo y Judith.
Otros felices, aunque nos consta que se desvelaron, son Felipe, Joel y Rafa, acompañados de Lety.
Celia, Roberto y Sergio.
Después de que todo el viernes Efraín y Lolita se la pasaron en el hotel, por fin hoy se incorporaron al grupo; aquí los vemos con Ladislao y Margarita; cosas del destino: Ladislao se regresaba a México debido a un malestar en la garganta que debía atenderse urgentemente.
Rubén, Tere, Estelita y Álvaro.
Este servidor con Alain, Arturito, Tita y Cristy.
Tal y como estaba previsto, como a mediodía ya estábamos en la cima del Cerro del Cubilete; nuestro chofer, Rosalío, que conoce todos los caminos habidos y por haber, subió por el lado contrario al acostumbrado por los turistas, de modo que continuamente nos topábamos con camiones que bajaban en sentido contrario con mineral recién extraído; nos llamó mucho la atención que en una especie de llanura y ocupando varias hectáreas, hubiera un viñedo con una fábrica de vinos integrada y eso que Guanajuato será famoso por su mezcal pero nunca por sus vinos.
Foto tomada desde el estacionamiento antes de iniciar nuestro recorrido cuesta arriba para llegar hasta el Cristo; aun cuando la subida es cansada, el mayor inconveniente fue el intenso viento frío que se sentía.


En la cima del cerro apreciamos el Cristo
(foto cortesía de Rubén Serros)



Rubén y Tere teniendo como fondo al Cristo
(foto cortesía de Rubén Serros).

Celia y Roberto
(foto cortesía de Rubén Serros)

Ivonne, Judith, Celia y Tere
(foto cortesía de Rubén Serros).

Un acercamiento de las 4
(foto cortesía de Rubén Serros).

El interior de la iglesia
(foto cortesía de Rubén Serros).

El altar
(foto cortesía de Rubén Serros).
Tomamos una foto más antes de abordar el autobús que nos llevaría a Atotonilco, 14 Km. adelante de San Miguel de Allende; para llegar al restaurante en donde teníamos reservación, tuvimos que caminar casi 2 Km. debido a que no hubo acceso para el autobús.
Cansados y sedientos por fin llegamos al restaurante Nirvana que es un vergel enclavado en una zona más bien árida; además de la excelente cocina que tiene, funciona como hotel con solo 9 habitaciones.
Durante nuestro trayecto, Rubén estuvo en constante comunicación con Gustavo Alfaro, quien había llegado desde Celaya con suficiente antelación; él se encargó de ordenar los platillos que nos servirían para aprovechar el poco tiempo de que disponíamos.
Otra vista del restaurante.
Gustavo nos dio la bienvenida e inmediatamente ordenamos una botella de vodka para brindar; aquí vemos a Rubén, Gustavo y Felipe quienes fueron compañeros inseparables en la escuela.
Vista de las 2 mesas que ocupamos.
En una de las mesas no podían ocultar el hambre que tenían.


Terminaron de comer y hasta posaron.
(foto cortesía de Rubén Serros)
Se notaba el buen apetito.
En la otra mesa También tenían hambre.
Roberto, Celia y Cristy.
Tere, Rubén, Gustavo y Felipe.
Joel, Sergio, Ivonne y Octavio.
Celia, Cristy, Alain de pie, este servidor, Lety, Tere, Rubén de pie, Felipe y Roberto.
Tita, Arturito, Estelita, Álvaro, Joel y Sergio.
Lety, Rafa y Tere.
Tina, Lalo, Judith, Lolita, Efraín y Alain.
Arturo, Tita, Arturito y Estelita.
No quedaba ya nada en las mesas; todo lo que nos habían servido había sido devorado por los presentes, signo inequívoco de que todavía gozamos de buena salud; así que abandonamos este precioso lugar, pensando en que algún día podríamos regresar pero con más tiempo.


Antes de retirarnos el clásico abrazo entre Gustavo y Felipe.
(foto cortesía de Rubén Serros)
Afortunadamente el regreso a la iglesia que fue en donde el autobús nos abandonó de ida, ya no fue a pie, pues el autobús pudo llegar hasta el restaurante para recogernos.
Esta es una vista del Santuario de Jesús Nazareno, templo barroco construido en el siglo XVIII e incluido en 2008 por la UNESCO dentro de su lista de Patrimonio de la Humanidad por tener una asombrosa semejanza con la Capilla Sixtina.
Este altar es uno de los  principales atractivos del Santuario.



Una vista
(foto cortesía de Rubén Serros)

Otra vista
(foto cortesía de Rubén Serros)


Un acercamiento
(foto cortesía de Rubén Serros)
Parte del techo.
Uno de los costados.
Otro de los costados.
Parte del techo y de los 2 costados.
La parte baja.
Otra vista.
Otra.
Uno de los frescos.
Una perspectiva.


Una parte del techo
(foto cortesía de Rubén Serros)



Otro de los costados
(foto cortesía de Rubén Serros)


Hay que apreciar esta obra de arte
(foto cortesía de Rubén Serros)


Y esta otra
(foto cortesía de Rubén Serros)



Una de la bóvedas
(foto cortesía de Rubén Serros)

Y otra
(foto cortesía de Rubén Serros)
Letrero a la entrada de la capilla.
Capilla en donde no hay murales.
No crean que son devotas; lo que pasa es que el cansancio las venció y optaron por sentarse.
Escena en donde vemos a Efraín y a Felipe haciendo preguntas.
Mientras todos los del grupo seguían adentro escuchando una plática, Felipe aprovechó para fumarse un puro afuera.



A la salida de la iglesia le tomamos la última foto a Gustavo Alfaro (de sombrero) con Rubén, Felipe y Sergio, ya que se despedía para retornar a Celaya.
(foto cortesía de Rubén Serros)


 
Después de la visita, todavía hubo un recorrido por el tianguis para comprar artesanías; mientras todos los de la Generación seguíamos tan tranquilos como si no hubiéramos caminado, vean a la juventud casi exhausta.
Como a las 8:00 p.m. llegamos al hotel Misión de Juriquilla para hospedarnos y una hora después ya estábamos en el restaurante para ingerir algunos alimentos dado que en Atotonilco sólo habíamos probado un tentempié; en una mesa se acomodaron Rubén, Tere, Lalo, Álvaro, Estelita, Tina y Octavio.
En otra mesa captamos a Joel, Sergio e Ivonne.
Y en el bar estuvimos Celia, Cristy, Alain, Arturo, Rafa, Felipe, Lety, Tita y Roberto, lugar en donde pudimos ver por TV a un equipo llamado América que le ganó a otro apodado Jaguares por 2 a 0; extrañados de que Efraín no se apareciera, cerca de la medianoche nos retiramos a nuestras habitaciones, concluyendo así nuestro tercer día de viaje.

Comida jugada en el día más caluroso.

Mientras el termómetro marcaba una temperatura superior a los 30°C nosotros nos dábamos cita en La Rambla para continuar con nuestra tradici...